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siente que ha perdido su función analítica. Por ejemplo, podría darse cuenta de que ha estado comportándose de forma irónica, agresiva o seductora. O puede que note que no está interesado o que ha terminado la sesión antes de la hora programada, o más tarde. Puede darse cuenta de que siente una fascinación desbordada por las historias del paciente o que ha estado discutiendo con él. En estos casos observa que se ha deteriorado su capacidad analítica y se siente avergonzado y culpable. Posteriormente, el analista puede darse cuenta de que se estaba identificando con aspectos proyectados por el paciente. Estos fenómenos se llaman enactments agudos (Cassorla, 2001). Algunas veces, el comportamiento del analista es más evidente que el del paciente. El término enactment contratransferencial se utiliza para definir este comportamiento del analista. Cassorla (2005, 2008, 2012, 2013), cuando estudia las configuraciones de la personalidad límite, expone que la díada analítica padece una confrontación dual prolongada antes de que se produzca un enactment agudo . En este proceso el paciente y el analista se vuelven indiscriminados. Estas díadas simbióticas exhiben un comportamiento similar a las representaciones teatrales o de imitación (Sapisochin, 2013), y este tipo de comportamiento se denomina enactment crónico . Ninguno de los miembros de la díada se da cuenta de lo que está pasando y, cuando lo hacen, es poco después de que ocurra un enactment agudo y lo identifiquen. Descripción de la secuencia: enactment crónico (no percibido) > enactment agudo (percibido) > identificación del enactment crónico ocurrido –esto proporciona una descripción del desarrollo natural del proceso analítico, cuando se trabaja con pacientes que tienen el proceso de simbolización deteriorado. Datos clínicos señalan que existen organizaciones defensivas que sirven para evitar la realidad triangular, experimentada como traumática. La experiencia clínica proporciona la siguiente secuencia: Fase 1. El analista sabe que trata a un paciente de difícil acceso, que ataca el proceso analítico y lo subvierte. Sin embargo, es cierto que, con paciencia y perseverancia, se podrán resolver las dificultades. Momento M: En un momento dado, el analista se sorprende a sí mismo haciendo una intervención o realizando un acto generalmente impulsivo, que lo avergüenza y lo hace sentirse culpable; entonces, le da la impresión de que ha perdido la capacidad analítica. Tiene miedo de haberle causado algún daño a su paciente e imagina complicaciones inminentes. Fase 2 . El analista, con sus sentimientos negativos, toma nota de las consecuencias de su comportamiento. Para su sorpresa, el proceso analítico se hace más productivo y se expande la red simbólica del pensamiento. La comprensión del Momento M refuerza el vínculo analítico y el paciente lo asocia con situaciones traumáticas anteriores que están siendo procesadas.
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