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introyecciones que el paciente puede procesar y reclamar como experiencia propia de su sí mismo disociado. Bromberg describe el proceso por el cual los estados disociados del sí mismo en el paciente desencadenan estados semejantes en el analista mediante un intercambio inconsciente que después será descodificado por los participantes. Lo que comparten el enfoque relacional del enactment y la identificación proyectiva bioniana es que, para cada uno, el efecto terapéutico se consigue mediante la transformación de la experiencia “en bruto”. Esta experiencia no puede usarse para generar significado (elementos beta de Bion [1962, 1963]), pero se transforma en una forma que puede ser pensada tanto por el paciente como por el analista (elementos alfa de Bion) (Stern, 2011). Un elemento que distingue las teorías de campo de Baranger y Ferro (ver más abajo) de las de Bromberg y Stern es que, como interpersonalistas, ponen más énfasis en la separación del paciente y el analista como copartícipes del proceso. Tanto Stern como Bromberg también ponen un gran énfasis en lo que está pasando realmente entre el paciente y el analista, y sitúan la exploración de estas interacciones y sus posibles significados (es decir, el procesamiento de las identificaciones proyectivas) en el centro del proceso analítico. II. C. Contribuciones y desarrollos en América Latina Las ideas de M. Klein tuvieron una gran aceptación en Argentina en las décadas de 1950 y 1960 y, desde ahí, se expandieron por Latinoamérica donde siguieron desarrollándose. Fueron utilizadas de forma creativa, generando nuevos puntos de vista que enriquecieron las ideas originales de M. Klein y sus seguidores. Se considera que las contribuciones de Heinrich Racker (1910-1961), Willy y Madeleine Baranger, León Grinberg, Enrique Pichon Riviere, Arminda Aberastury, José Bleger, Ángel Garma, Marie Langer, son las más originales en el campo de la identificación proyectiva de esta región. Como la identificación proyectiva es a menudo la única manera que tienen los pacientes de comunicar contenidos mentales que son demasiado dolorosos para ser articulados, la recepción y la comprensión de las proyecciones del paciente es una herramienta indispensable en el trabajo con casos difíciles. El analista argentino Heinrich Racker, en su obra principal sobre la contratransferencia, describió las identificaciones concordantes y complementarias como partes intrínsecas de la relación terapéutica. En una identificación concordante , el analista usa aspectos de sí mismo/a para encontrar una manera de comprender los caminos y significados de los conflictos internos del paciente, un proceso que a menudo se denomina empatía. Al mismo tiempo, el proceso de comprender sus identificaciones complementarias inconscientes le permite averiguar qué objeto interno del paciente está representando en la transferencia, en el hic et nunc de la sesión analítica, a menudo uno que ha sido negado y proyectado en forma de identificación proyectiva (Racker, 1953, 1957).
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