Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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como actores, y los sitúa, según su tarea específica, en su dimensión histórica, en su vida cotidiana y en su temporalidad” (Comunicado oral con Nemirovsky).

Si bien las ideas de Pichon-Rivière fueron eclipsadas por la expansión simultánea de la teoría kleiniana y, más tarde, por la prevalencia de la teoría lacaniana, inspiraron el trabajo de muchos analistas latinoamericanos distinguidos como J. Bleger, D. Liberman, T. Gioia, E. Rolla, H. Racker, S. Resnik, E. Rodrigué, M. y W. Baranger, S. Bleichmar, F. Ulloa, H. Kesselman, N. Caparrós, H. Bleichmar y H. Fiorini, así como otros profesionales de la salud mental de fuera del campo del psicoanálisis. Entre ellos se encontraba Mauricio Goldenberg , psiquiatra y pionero en salud mental, que concebió la enfermedad mental como el producto de interacciones complejas con el entorno social. Goldenberg creó la primera sala de psiquiatría en un hospital general de la provincia de Buenos Aires, Argentina. Allí convocó a médicos, psicólogos, trabajadores sociales, enfermeras, musicoterapeutas y terapeutas ocupacionales, formando un equipo interdisciplinario que era consistente con su concepción de la salud mental. Heinrich Racker (1957), por su parte, llama a que los analistas, siguiendo a Ferenczi, observen su propia participación en el campo analítico. Aunque utiliza un vocabulario kleiniano, Racker no considera que la agresión sea un producto de las pulsiones, sino un reactivo. Además, citando a Mitchell (1997), señala el poder curativo del amor del analista (Ávila Espada 2013). Para Mitchell, quien llevó las ideas de Racker al contexto relacional, la transferencia y la contratransferencia son dos componentes de la unidad: se retroalimentan y crean la relación interpersonal de la situación analítica. José Bleger (1967), un eminente discípulo de Pichon-Rivière, desarrolló una teoría del comportamiento basada en ideas estructuralistas y marxistas. Bleger propone tres niveles de expresión del comportamiento: la mente, el cuerpo y el mundo exterior. Estos tres niveles interactúan de forma dinámica. Madeleine y Willy Baranger eran analistas de origen francés que se mudaron a Argentina en 1946 y allí entraron a formar parte de la Asociación Psicoanalítica Argentina (de León de Bernardi 2000). Según W. Baranger (1959, p.81), “basado en su práctica, el psicoanálisis debe desentrañar sus propios principios de objetivación y aceptar su rol de ciencia (en algunos casos excepcional) del género humano. Debe aceptar su naturaleza como una ciencia del diálogo (es decir, una psicología bipersonal) y su naturaleza como una ciencia interpretativa (…) con leyes originales y técnicas de validación distintas de las que rigen las ciencias naturales. El primer objetivo de la investigación epistemológica es formular las condiciones que asegurarán la validez de nuestras interpretaciones.”

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