Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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Inmediatamente a continuación, Freud implica que la “asociación” de ideas no es una actividad tan solo adoptada por el paciente, sino que se complementa con la actividad interpretativa del analista: “Bajo el requisito de obediencia a la ‘regla analítica fundamental’, antes expuesta, se conseguía, persiguiendo las asociaciones libres, un rico material de ocurrencias que podía poner sobre la pista de lo olvidado por el enfermo. Es cierto que este material no aportaba lo olvidado mismo, pero sí indicaciones tan ricas y claras que el médico podía colegirlo (reconstruirlo) desde ellas mediante ciertos completamientos e interpretaciones. Así, asociación libre y arte de la interpretación brindaron lo mismo que antes brindara el recurso a la hipnosis.” (1924, pp. 195-196 [207-208]). En el contexto de la recientemente formulada teoría estructural (segunda tópica) del ello, yo y superyó, las defensas y las resistencias son vistas como respuestas del yo frente a (la señal de) la angustia. En consecuencia, cuando Freud clasifica las resistencias como provenientes del yo, del ello o del superyó, llega a concebir la técnica de utilizar las asociaciones libres para reelaborar las resistencias como basadas en el yo –considerado aquí como el único asiento de la angustia (Freud 1923, 1926; Busch 1992, 1993, 1995). Fue sobre la base de la teoría estructural (segunda tópica) que Freud profundizó en las complejidades del conflicto entre las agencias psíquicas (yo, ello y superyó), y cómo dicho conflicto da lugar a ciertas actitudes defensivas subyacentes, a una sintomatología específica, que influyen en la resistencia a la asociación libre, cuando describió, por ejemplo, cómo… “…el neurótico obsesivo halla particular dificultad en obedecer a la regla psicoanalítica fundamental. Su yo es más vigilante y son más tajantes los aislamientos que emprende, probablemente a consecuencia de la elevada tensión de conflicto entre su superyó y su ello.” (Freud 1926, p. 121 [116]). Aunque la agudeza clínica de Freud lo llevó a comprender que las resistencias a la asociación libre eran componentes inevitables, necesarios e incluso útiles del proceso psicoanalítico, correspondió a las generaciones posteriores de pensadores posfreudianos alcanzar una comprensión más plena del potencial clínico del trabajo de reelaboración [ working through ] de las resistencias (Gray 1982, Kris 1982, Busch 2009). La afirmación de Freud de 1926 representa, en esencia, una extensión de los trabajos sobre técnica de 1914: “Hacemos consciente la resistencia toda vez que, como es tan frecuente que ocurra, ella misma es inconsciente a raíz de su nexo con lo reprimido; si ha devenido consciente, o después que lo ha hecho, le contraponemos argumentos lógicos, y prometemos al yo ventajas y premios si abandona la resistencia.

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