Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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Thomas Ogden En una síntesis entre las ideas de Klein y Bion y una ampliación de Bick, Meltzer y Tustin, Ogden (1989) reconoce una posición “autista-contigua” primitiva, presimbólica y dominada por los sentidos, como un elemento decisivo para generar experiencias rudimentarias del sí mismo en el desarrollo temprano y trastornos psicóticos autistas: “Esta posición es una organización psicológica primitiva operativa desde el nacimiento … Está dominada por los sentidos, y el sentido más rudimentario del sí mismo se construye al ritmo de las sensaciones, especialmente las de la superficie de la piel … Las secuencias, las simetrías, la periodicidad y el ‘amoldamiento’ piel con piel son ejemplos de contigüidades, que son los ingredientes gracias a los cuales surge el comienzo rudimentario de la experiencia del sí mismo …” (Ogden 1989, pp. 30-31). Ogden escribió sobre la ensoñación y la metáfora como ingredientes esenciales del trabajo psicoanalítico (Ogden, 1997). Por otro lado, planteó una dualidad dentro del sí mismo: “el sí mismo como objeto” y “el sí mismo como sujeto”: “…lo que ocurre en el proceso de formar una metáfora es que la creación de los símbolos verbales que dan forma y sustancia emocional al sí mismo como objeto (‘me’/‘yo’), crean símbolos que cumplen la función especular en que el sí mismo sujeto (‘I’/’yo’) se reconoce o crea a sí mismo” (Ogden 1997, p. 729). La dualidad del sí mismo de Ogden en la ensoñación y la metáfora, saturada con procesos primarios de mentación, recuerda la contribución previa de James Grotstein sobre los sí mismos múltiples del soñante (Grotstein, 1979).

V. B. Perspectivas de la psicología del Sí mismo

Heinz Kohut La psicología del Sí mismo fue elaborada por Heinz Kohut (1971, 1977, 1984), quien se mostraba cada vez más insatisfecho con el modelo freudiano de pulsión- defensa para comprender sus propias experiencias clínicas con pacientes que sufrían trastornos de la personalidad. Si bien el psicoanálisis clásico se centró en la psicopatología, comprendida como un resultado de las reacciones defensivas del paciente a los impulsos y deseos inconscientes, Kohut observó que tratar de interpretar estos conflictos inconscientes era en gran medida ineficaz para llegar a sus pacientes “donde ellos realmente vivían (y sufrían)” (Kohut, 1971, 1977). Sus pacientes no parecían encajar en el modelo del ser dominado por la culpa generada por impulsos inconscientes, sino que parecían carecer de un sentido de sí mismos resistente y vigoroso. En lugar de “el hombre culpable” de Freud, Kohut se encontró con “el hombre

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