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Por lo general, el niño encapsulado produce una especie de escisión o alienación de las sensaciones de su propio cuerpo. Por otro lado, el niño confundido o confuso es como si hubiera sido engullido por sus sensaciones corporales.
Según Renata Gaddini (1977, 2004), la palabra “sí mismo” se emplea dentro de un contexto de maduración basado en una teoría del desarrollo. En este contexto, el “sí mismo” es el resultado de la experiencia corporal total del bebé en los primeros meses de vida. Estas son sensaciones que, en el curso del crecimiento, se elaboran gradualmente en un proceso de mentalización. Los estudios longitudinales sobre el desarrollo de los niños han demostrado que, en el proceso de crecimiento, el niño pasa de las sensaciones a las percepciones y sentimientos y símbolos, y, finalmente, a los pensamientos. El objeto transicional es el primer paso observable en la simbolización temprana, una base para el desarrollo de procesos secundarios de pensamiento. En base a estos estudios longitudinales, Gaddini ha podido mostrar que la calidad de la interacción madre-hijo hace posible el desarrollo de un sí mismo corporal. El sí mismo, de hecho, es la primera organización del individuo recién nacido, mientras trata de adaptarse a la nueva homeostasis. El bebé trabaja en su formación en los primeros meses. En la organización del sí mismo hay una contribución de la madre que toca a su bebé y, al hacerlo, delimita las fronteras físicas del bebé y de la contribución innata del bebé. El sí mismo del bebé se origina mediante la convergencia de estas dos contribuciones. La totalidad de estas sensaciones periféricas de contacto piel con piel y del impacto de su cuerpo en el espacio son cruciales para que el bebé desarrolle su sentido del sí mismo. El funcionamiento del cuerpo (la función de los órganos) es el lenguaje del sí mismo. Gaddini afirma que “[c]ada vez que nos referimos al sí mismo, nos encontramos inmediatamente lidiando con una actividad mental que de alguna manera está relacionada (tiene que ver con) el cuerpo … Entre las funciones del sí mismo, vemos el control de las reacciones orgánicas del cuerpo” (Gaddini 1977, p. 264). La actividad mental surge de la experiencia corporal y ayuda al niño a dominar las ansiedades y miedos de desintegración y su fantasía le ayuda a salvarlo de la desintegración. Anne Alvarez Formada en Canadá, Estados Unidos y Gran Bretaña, Alvarez es miembro de numerosas sociedades psicoanalíticas infantiles y de la academia en América del Norte y Europa. Analista de niños y adolescentes de la tradición poskleiniana, cuyas ideas han sido informadas por su extenso estudio y trabajo clínico con niños autistas y afectados por el desarrollo, Alvarez teoriza: “es casi imposible pensar en el sí mismo, excepto en relación con los objetos” (Bach, Mayes, Alvarez, Fonagy, 2000, p. 11). Menciona tres factores que la fuerzan a atender el tema de la individualidad:
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