Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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transferencia). Este otro anhelo refleja la división entre la solicitud (consciente) y el deseo (inconsciente). Todo el trabajo clínico psicoanalítico gira en torno a esta división. En francés, una solicitud es une demande . Por lo tanto, esta división del sujeto del psicoanálisis tiende a abordarse en las traducciones al inglés y al español como aquello que ocurre entre la demanda y el deseo . La distinción entre la demanda y el deseo es similar a la distinción entre el contenido manifiesto y el latente, pero no es exactamente lo mismo. Para Lacan, el contenido manifiesto de la demanda es menos importante que su lógica. La demanda tiene la lógica de una solución imaginaria a la falta: “Si pudiera tener lo que quiero me sentiría realizado.” Como el anhelo, la demanda lleva implícita una totalidad imaginada, es narcisista en la forma. Da por hecho que existe una reparación imaginaria de la herida imaginada. Es por eso que se frustra en un análisis exitoso. Al frustrar esta demanda de una solución imaginaria, el analista dirige el tratamiento hacia la expresión de nuevas metáforas de la falta; nuevas expresiones del deseo. Esta visión tiene puntos en común con la noción de Hans Loewald (1960) del nuevo objeto de análisis y, tal vez, con la noción de la psicología del yo de la creación de nuevas formaciones de compromiso. La perspectiva lacaniana de esta nueva posibilidad se basa en la diferencia esencial entre la estructura del deseo como una expresión simbólica y continuada de la falta inevitable y la demanda como una creencia en la integración o sanación, es decir, como una solución a la falta. Aunque las dos intenciones tienen una estructura y lógica distintas, es imposible encontrar una expresión pura del deseo, excepto cuando éste se expresa y se oculta en la demanda. El deseo nunca aparece de forma puramente declarativa. Solicitar ayuda, consejo, afecto, apoyo o amor será la manera de transmitir algo que se encuentra más allá de esa solicitud en el registro del deseo inconsciente. Y la ocasión para ese deseo siempre se dará en el aquí y ahora, como una expresión de una petición (demanda) interpersonal. Por tanto, pensar que el deseo y la demanda están en conflicto tiene sentido si se trata de un conflicto dialéctico, en tanto que sólo al analizarlos juntos puede uno encontrar algo nuevo. El papel del analista no es sanar, ni siquiera suturar esta división, sino escucharla, hacer que el analizando sea consciente de ella e indicarle el camino a través de cualquier impase sintomático que haya motivado la solicitud de análisis del analizando. Es similar a lo que Hans Loewald denominó “la apropiación consciente de la interacción y la comunicación entre los modos de mentación inconscientes y conscientes y el deseo” (1978, pp. 50-51). La pieza que conecta el enfoque de Loewald con el de Lacan es la frase modos de mentación . No es el contenido lo que diferencia el deseo de la demanda, ni tan sólo el ello del yo, sino que es el modo por el cual se representa. Escuchar la expresión del deseo detrás del significado aparente de la demanda sugiere que el analista no debe centrarse solamente en la comprensión, sino también fijarse en las formas de expresión (modos de mentación) que discurren junto al significado manifiesto. La cuestión sigue siendo si se gana algo entendiendo el proceso de escucha en función de una dialéctica entre el deseo y la demanda, en lugar de utilizar

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