Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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tacto. En sus notas póstumas, “El entrelazo—El quiasmo” (1945), describió la dualidad perceptiva del hecho de unir las propias manos, ya que el registro es doble: se toca y se es tocado a la vez . Tocarse a uno mismo es distinto de tocar a otro. La percepción del tacto es vital para conocer el mundo. La importancia del tacto está implícita en los trabajos sobre el objeto transicional de Donald Winnicott (1953), y sobre el apego del bebé a la madre de John Bowlby (1969). También es relevante para Jean Piaget (1954) en “La construcción de la realidad en el niño”. Al observar que el reflejo de sujeción ya se presenta al nacer, afirmó que la sujeción de los objetos incluye partes del cuerpo que se coordinan con la visión, haciendo posible el desarrollo de la permanencia de objeto y el conocimiento de la realidad externa. El experimento del mono de Harry Harlow y Margaret Harlow (1965) destacó la importancia del contacto suave a través del tacto y la sujeción en el desarrollo de los primates. René Spitz (1965) afirmó que no solo es esencial recibir alimento, sino que también es necesario ser tocado, sujetado y acariciado para el desarrollo del bebé. El bebé y la madre establecen un diálogo primordial . Esther Bick (1968) defendió la importancia del tacto al describir el contacto de la piel del bebé con el pecho o la cara de los padres, puesto que fomenta las relaciones de objeto emergentes . Didier Anzieu (1985) formuló el concepto “ yo-piel ”, que se desarrolla en la díada como un contenedor o “envoltura psíquica”, por el impacto del contacto piel con piel del bebé y la madre, y por el impacto del sonido de la voz y la respiración de la madre, como una base narcisista del bienestar. El yo-piel forma una envoltura del sí mismo, conectada con la función yoica, el sí mismo, la identidad, las relaciones objetales, y un límite o membrana defensiva protectora (Anzieu 1989). Harold Blum (2019) señaló la importancia del tacto y la sujeción para el desarrollo de la constancia del sí mismo y de objeto . El registro sensorial y propioceptivo del tacto es necesario para el yo corporal emergente con su superficie, especialmente la piel (Chinn, et al. 2019). El tacto es esencial para diferenciar el interior del exterior de la superficie corporal, así como el sí mismo del no sí mismo . La superficie del cuerpo es la piel, y el tacto está relacionado con los afectos y las emociones. En la vida emocional el tacto se plasma en el narcisismo y las relaciones objetales. Los aspectos emocionales del tacto se experimentan a través del masaje, el frío-calor, la compresión o la distención. La piel también registra estímulos disfóricos, como el calor o frío excesivos, la compresión, la abrasión, el corte o el picor. El tacto disfórico puede tener funciones de autoconservación, como la de evitar quemaduras. Tocar o acariciar las zonas erógenas está relacionado con la fantasía y excitación eróticas, la masturbación y la cópula. Cada aspecto de la vida de un sujeto tiene el potencial de tocar consciente o inconscientemente a todos los demás, y las primeras caricias maternas son indelebles en la formación de la estructura psíquica, el carácter y la personalidad . Mientras que la influencia posmoderna de las décadas de 1980 y 1990 en Estados Unidos, siguiendo a Foucault, rechazó las ideas biológicas de Freud por varias

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