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comportarse de forma inapropiada y evitando que controle el ello de forma armoniosa” (1978, pp. 118-119). Garma, en su teoría, destaca que en cualquier síntoma neurótico (tanto individual como grupal) hay una combinación e interacción conflictiva de fuerzas que imponen la repetición y otras que conducen a su “ enmascaramiento ”, como dijo Freud (1939) en “Moisés y el monoteísmo”. En este sentido, Garma también redefine el concepto de las pulsiones de vida y muerte en relación con la conceptualización de los conflictos masoquistas . Desde su punto de vista, las pulsiones de vida y muerte no son fuerzas elementales, sino que son el resultado de experiencias que se experimentan e internalizan durante la estructuración de la psique. Hace referencia a las naciones que, según Freud, pueden servir de analogía para describir a un individuo neurótico. Garma desarrolla su conceptualización de las pulsiones eróticas y tánicas: “Entre las reacciones de las experiencias pasadas que persisten en las reacciones del presente, algunas de ellas empujan a las naciones hacia el progreso y el bienestar, mientras que otras son más destructivas y causan sufrimiento, por lo que en una teoría psicoanalítica es posible afirmar, de forma simplificada, que en una nación hay tendencias o impulsos progresistas y vitales, y tendencias que son regresivas, autodestructivas o mortales” (1978, p. 47). Continuando con este tema, en otra parte afirma: “[éstas tendencias] consisten en considerar los comportamientos patológicos […] como consecutivos de las sumisiones y agresiones dirigidas contra objetos persecutorios internalizados, […] que están principalmente dirigidos contra la genitalidad. Al mismo tiempo, esos objetos persecutorios internos provienen de una sumisión a sus circunstancias actuales, infantiloides y hereditarias, que son y han sido dañinas” (en: Raskovsky de Salvarezza, 1974, p. 169). Para una conceptualización del superyó como un conjunto de objetos persecutorios dirigidos contra los genitalidad del sujeto, Garma toma en cuenta la centralidad del conflicto edípico y del instinto de muerte como resultado de la internalización de experiencias destructivas para el individuo, para concluir que el superyó es una parte integral del instinto de muerte. Para Garma, por tanto, el masoquismo es el elemento principal de la neurosogénesis. IV. B. Arnaldo Rascovsky Arnaldo Rascovsky amplía aún más esta concepción cuando localiza el origen de toda conducta psicopatológica en el ámbito de las tendencias filicidas de los padres del sujeto. Por consiguiente, su comprensión de la psicopatología se deriva de entender el filicidio como “[…] todas las acciones parentales que perturban la integración psicosomática del niño dentro de distintos elementos que sintetizamos con las siguientes denominaciones: asesinato, mutilación, denigración, maltrato, negligencia y abandono” (1974, p. 316). Esta acción filicida continúa en la relación del yo con el
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