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En los diccionarios psicoanalíticos contemporáneos de América del Norte (Auchincloss y Samberg, 2012), la pulsión –o pulsión instintiva– se presenta como “la representación mental de una fuerza motivacional endógena, una presión constante… que estimula la actividad mental y, por lo tanto, toda la experiencia humana… Como piedra angular de la teoría freudiana de la mente, la teoría de la pulsión hace referencia a las fuerzas básicas que motivan el comportamiento humano. En varios modelos dinámicos de la mente, el comportamiento humano se conceptualiza, en consecuencia, como reflejo de la operación de las pulsiones libidinales o agresivas, bajo la influencia moduladora de una combinación de experiencias intrapsíquicas y relacionales” (p. 65). En la teorización psicoanalítica norteamericana, la pulsión ha mantenido un papel importante en varias corrientes de orientación freudiana, incluyendo la Psicología del Yo y la teoría moderna del conflicto, así como en las perspectivas de las relaciones objetales y de la tradición francesa, aunque su influencia se haya concretado de diversas maneras. Por otro lado, aunque los enfoques del sí mismo ( self ) y relacionales han tendido a minimizar el papel de la dotación pulsional como factor central en el desarrollo, la motivación y los procesos terapéuticos analíticos, algunos teóricos relacionales contemporáneos han propuesto otras contextualizaciones de las pulsiones como “dualidades múltiples” o “redes aversivas” de base biológica, que surgen como respuesta a la frustración ambiental dentro de contextos relaciones e intersubjetivos. El Diccionario de psicoanálisis argentino (Borensztejn, 2014) incluye una entrada titulada “Narcisismo libidinal y tanático” (pp. 421-424). Se trata de una conceptualización sintética de la teoría pulsional de Freud de 1914 y 1920, así como de autores contemporáneos como André Green y Willy Baranger. En su núcleo se encuentra una investidura libidinal dirigida a la destrucción del Yo (“matar al yo”).
II. TERMINOLOGÍA: INSTINTOS, PULSIONES, DESEOS Y NECESIDADES
En cuanto al uso de los términos alemanes Trieb e Instinkt , Freud prefería Trieb , que se traduce mejor como pulsión ( drive , en inglés). Lo prefería porque concebía las pulsiones como sistemas motivacionales psíquicos relativamente constantes, situados en la frontera entre lo físico y lo mental (Freud, 1915a, b). Por otro lado, Freud utilizaba mayormente el término Instinkt para designar esquemas y predisposiciones conductuales discontinuos, rígidos, genéticamente predeterminados e innatos, cuyos patrones son los mismos para todos los individuos de una misma especie, tal como se observa en animales o en conductas análogas. Sin embargo, a pesar del uso claramente diferenciado de estas nociones por parte de Freud, en la Standard edition [Edición estándar] Strachey tradujo Trieb principalmente –aunque no de forma sistemática– por “instinto”. Por ejemplo, tradujo
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