Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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desempeña las funciones desarrolladas por las personas en el mundo exterior. Fairbairn, básicamente, amplió el concepto de Freud de las relaciones objetales internalizadas. Aunque Freud nunca desarrolló una teoría relacional, ya que nunca aceptó el concepto del sí-mismo, en mi monografía de 1968, Objeto, Amor y Realidad , me di cuenta de que existe una teoría freudiana latente de las relaciones objetales” (Modell, 1995, p. 109). De hecho, en más de una ocasión, Freud (véase 1917b, p. 347 y la nota al pie que la acompaña) evocó la noción de una “serie complementaria” en cuestiones de etiología, es decir, una complementariedad variable entre los factores internos y externos, según fuera el caso. En Psicología de las masas y análisis del Yo , Freud advirtió del peligro de una dicotomía entre los factores internos y externos: “La psicología individual se concreta, ciertamente, al hombre aislado e investiga los caminos por los que el mismo intenta alcanzar la satisfacción de sus instintos, pero solo muy pocas veces y bajo determinadas condiciones excepcionales, le es dado prescindir de las relaciones del individuo con sus semejantes” (Freud, 1921, p. 69). II.B. El legado de Freud – El problema de las relaciones objetales: Las relaciones objetales como secundarias a las pulsiones El problema de las relaciones objetales es evidente en todo el trabajo de Freud. Emerge pronto, por ejemplo, en los Tres ensayos sobre teoría sexual , cuando Freud escribe: “No sin buen fundamento el hecho de el niño mamar del pecho de su madre se vuelve paradigmático para todo vínculo de amor. El hallazgo de objeto es propiamente un reencuentro” (1905: 222). Freud, sin embargo, entiende el objeto libidinal dentro del marco metapsicológico de la fuente, el objetivo y el objeto instintivos, como una elección de objeto y una satisfacción/frustración de la pulsión. En la teoría clásica, el placer señala el camino hacia la elección de objeto (Freud, 1909: 108). De hecho, al destacar lo que satisface o frustra la pulsión, Freud privilegia una perspectiva biológica de las relaciones objetales que da prioridad a la dimensión energética y económica de la experiencia humana. Este énfasis en la base instintiva de las relaciones objetales significa que el objeto se ve como una consecuencia de la organización genital de los instintos componentes y las zonas erógenas. Las relaciones objetales siguen siendo una función de la pulsión para Freud, gracias a las cuales se puede explicar la estimulación sin hacer referencia al contexto del objeto-relacional. Basta comparar la siguiente declaración con el pasaje anterior de los Tres ensayos : “Quizás más transparente aún es este otro caso: el de una persona que no está excitada sexualmente a quien se le estimule una zona erógena por contacto, como la piel del pecho de una mujer. Este contacto provoca ya un sentimiento de placer, pero al mismo tiempo es apto, como ninguna otra cosa, para despertar la excitación sexual que reclama más placer” (1905: 210). Aquí, como en otros pasajes, Freud explica la excitación sin hacer ninguna referencia al contexto interpersonal. El concepto de objeto, si no, la relación de objeto, sufre ciertos cambios en la segunda topografía o modelo estructural. Al emerger de forma endógena, las pulsiones

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