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concepción de Willy y Madeleine Baranger de la fantasía de la sesión como una fantasía de pareja. Según Vezzetti (1998), es probable que Pichon Rivière accediera a la teoría de la Gestalt a través del estudio de pensadores franceses como Maurice Merleau- Ponty y Daniel Lagache . Trabajos de Lagache son publicados en los primeros tomos de la Revista Uruguaya de Psicoanálisis del año 1956 y, sin duda, se integraron al diálogo intelectual de la región. El trabajo de Lagache, que integraba el conductismo, la fenomenología y la cínica psicoanalítica (en su concepción de las distintas áreas de la mente, el cuerpo y el mundo), influyó a su vez en José Bleger (1963). En las décadas de 1950 y 1960, estas ideas empezaron a llegar al Uruguay, donde la corriente fenomenológica influyó otros psicoanalistas como Gilberto Koolhaas y Rodolfo Agorio . Las ideas sobre la “situación psicoanalítica como campo dinámico” se fueron formando gradualmente, al mismo tiempo que Willy y Madeleine Baranger y el grupo de los fundadores de la Asociación Psicoanalítica de Uruguay mantenían un diálogo vivo con los distintos analistas argentinos. Años después, Willy Baranger (1979) hizo referencia al clima creativo de los seminarios de Pichon Rivière en Montevideo, haciendo hincapié en sus ideas sobre el “proceso (analítico) en espiral” y su gusto compartido por la poesía del siglo XIX del poeta francés-venezolano Isidore Ducasse, conde Lautréamont, cuyo “Mal de auroras” se empleó como lema en defensa de una mayor libertad en el pensamiento psicoanalítico frente a las ortodoxias. Si bien las obras de Freud formaron la base de la formación, hubo un entusiasmo adicional por las nuevas teorías de las relaciones objetales de Melanie Klein, Paula Heimann y Wilfred Bion, entre otros. Si la teoría del campo permitió elaborar una visión que explorara la situación analítica en sus distintos aspectos manifiestos –espaciales, temporales y funcionales–, la teoría kleiniana aportó los pilares para la comprensión de la dinámica inconsciente subyacente dentro de una concepción que defendía la co-determinación recíproca de los fenómenos del campo: “La situación analítica tiene por lo tanto que formularse… [c]omo situación de dos personas indefectiblemente ligadas y complementarias mientras está durando la situación, e involucradas en un mismo proceso dinámico… [El analista] ‘interviene a pesar de su necesaria neutralidad y pasividad –como integrante de parte completa” (Baranger, M. y Baranger, W., 1961- 1962, p. 8). El estudio de la relación bipersonal se centra en sus aspectos inconscientes , con el trasfondo de su elaboración profunda de la participación contratransferencial del analista, tal como la conceptualizaron Racker, Heimann y Money Kyrle (de León de Bernardi 2008). Los Baranger siguieron en parte a Heimann, al considerar que la contratransferencia es un fenómeno global así como un valioso instrumento técnico, algo que Racker ya había plantado en Buenos Aires. Pero si Klein y aún Heimann pensaron la transferencia y la contratransferencia desde el punto de vista intrapsíquico de paciente y analista, los Baranger pusieron de entrada el acento en la contribución del analista. Lo mismo hizo Racker (1948), que no sólo tomó en cuenta la cualidad repetitiva del fenómeno contratransferencial, sino los nuevos aspectos creados por la
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