Volver a la tabla de contenido
contramovimiento que tiende a descalificar al objeto. Para mitigar la dependencia, el objeto deja de verse como único. Incluso puede intentarse eliminarlo. Esta es la función desobjetalizante. Green propuso reemplazar la clásica oposición pulsión/defensa por el par pulsión/objeto. Esto abre la cuestión de la importancia de las respuestas del objeto a los movimientos pulsionales del sujeto, contribuyendo a la organización psíquica de este último. El objeto no es solo externo; también es un objeto dentro del sujeto, derivado de las respuestas históricas de los objetos significativos de su historia. V. Ad. René Roussillon Las respuestas del objeto también están en el centro del pensamiento de René Roussillon (2011, 2013). Sin embargo, su punto de partida difiere del de los autores anteriores. En consonancia con los textos finales de Freud, Roussillon enfatiza la relación entre compulsión de repetición, ligazón pulsional e integración. El sujeto humano está condenado a integrar su experiencia subjetiva, aquella con la que su historia lo ha confrontado. Sin embargo, las experiencias más tempranas escapan a este proceso de integración si el entorno primario ha sido deficiente respecto de las funciones simbolizantes. Roussillon concibe esto dentro de un modelo similar al de Winnicott (función espejo) y Bion (función alfa). Las representaciones psíquicas de la pulsión, descritas por Freud, pueden verse como un “lenguaje” diferente del sujeto en su esfuerzo por compartir sus experiencias (con sus objetos), y a través de ello, apropiárselas. La comunicación primitiva entre el niño y su entorno tiene así un lugar fundamental; la pulsión es primero la fuerza “mensajera” de esta comunicación primitiva, y luego, de toda comunicación. Las experiencias no integradas amenazan al sujeto con la desorganización y tienden a tener un efecto de escisión sobre la subjetividad y el sí mismo. Mientras no se integren, tienden, sin embargo, a reactivarse. Esto se debe a la compulsión de repetición, una coerción hacia la integración. Las experiencias no integradas atacan la organización psíquica que las excluye (y las mantiene escindidas). Estos ataques se manifiestan en las formas clínicas de destructividad. Esta situación representa la necesidad de integración; por un lado, es necesario destruir la organización psíquica que impide la integración; por otro lado, existe una amenaza inicial de desintegración traumática. Si el ataque, o la amenaza de destrucción, es demasiado absoluta –si se vive según el principio de “todo o nada”–, provoca una sensación de desintegración. Pero si el ataque se lleva a cabo “por partes”, puede ponerse al servicio de la integración subjetiva. Roussillon cree que, desde 1915 en adelante, Freud fue mucho más sensible al lugar y la función del objeto externo en la construcción psíquica de lo que se reconoce habitualmente. De hecho, autores como D. W. Winnicott y W. R. Bion lo siguieron en ese enfoque.
658
Made with FlippingBook - Online magazine maker