Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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la identificación con lo muerto, la persona pasa a tener miedo a la muerte y a desarrollar una identificación excesiva con lo muerto. El trabajo del duelo sustituye las identificaciones tanáticas por otras más eróticas; rebaja las cualidades persecutorias basadas en el objeto muerto-vivo descrito por Willy Baranger; sustituye la preocupación por el sujeto del luto por la preocupación por el objeto perdido y un sí-mismo con más identificaciones positivas. Aslan (1978), parafraseando a Lagache, lo describió como “matar al muerto sin morir en el intento”; lo que recupera la idea de Garma (1978) de “dar vida a los muertos”. VI. Aj. Jorge Mario Mom: Objetos en fobia Según Taszma de Maladesky (2003), un colaborador de Mom, uno de los aspectos más destacados de las contribuciones de Jorge Mom es la intercambiabilidad en lo que respecta a las funciones, relatividad y control de los objetos fóbicos y acompañantes. Para él, la angustia no solo se encuentra en la raíz del síntoma, sino que es el síntoma principal. Mom (1961-1962) amplía la segunda teoría de la angustia de Freud, según la cual la angustia precede a la represión, provocando un displacer yoico. En la versión extendida de Mom, la angustia aparece como una función central de la economía psíquica del sujeto: el sujeto, el “objeto fóbico” y el “objeto acompañante” pueden ir alternando sus funciones según el contexto situacional. Mom habla de la “situación fóbica” y la “situación acompañante”, lo cual explica la plasticidad y movilidad del proceso. Sin embargo, la movilidad también produce una situación confusa y peligrosamente indiferenciada para el paciente fóbico, que trata de evitarla mediante un control riguroso. Por tanto, para Mom, la fobia se convierte en la interacción de toda la situación fóbica: el sujeto que estructura la fobia lo que busca inicialmente es un objeto para establecer el orden. Cuando se pierde el objeto, se produce la pérdida de la función de límite. Esto va seguido del “objeto fobogénico”, que cumple una función diferenciadora, de discriminación entre el objeto fóbico, el objeto acompañante y el sujeto. Aunque parezca aterradora, esta diferenciación se busca para solucionar una indiferenciación catastrófica y todavía más aterradora, típica del individuo fóbico que siente que se está volviendo loco. La fobia previene tal catástrofe: ayuda a resolver la ausencia, se instala en lugar de lo que está ausente y oculta la ausencia con su presencia. El objeto fóbico es necesario para la creación de la situación acompañante. La angustia acompañante protege al individuo fóbico de una angustia aún mayor: en este caso la “angustia es señal de no tener angustia”. El fóbico no evita al objeto fóbico. Lo busca. Por el contrario, la “situación fóbica” está representada por la pérdida de la relación deseada. Para el fóbico, la angustia es necesaria y estructuradora, y su retención es rígida. Es la esencia de la vida del fóbico, su verdadero “objeto acompañante”. La afirmación de que los objetos son

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