Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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VII. C. LAS ARTES Y LA LITERATURA Leonardo “[n]o había hecho sino mudar la pasión en un esfuerzo de saber; se consagraba a la investigación con la tenacidad, la constancia, el ahondamiento que derivab de la pasión, y … [e]n la cúspide de un conocimiento, … el pathos no arrebata, y alaba con encendidas palabras la grandiosidad de ese fragmento de la creación que él ha estudiado” (Freud 1910b, pp. 74-75 [70]). El controvertido y pionero ensayo de Freud sobre Leonardo da Vinci inauguró los estudios psicoanalíticos interdisciplinarios, e “iluminó nuevas dimensiones psicológicas del arte” (Blum, 2001, p. 1409). En este ensayo –que se reconoce como la primera exposición completa del narcisismo– Freud definió la sublimación como la redirección del instinto sexual hacia fines no sexuales. En el caso de una personalidad creativa excepcional, la libido escapa parcialmente de la represión y la inhibición neuróticas, y puede sublimarse/transformarse tempranamente en un impulso hacia la investigación. “[L]e fue dado al artista”, escribe Freud, “expresar mediante creaciones sus mociones anímicas, escondidas para él mismo” (Freud 1910b, p. 107 [100]). Las ideas de Freud sobre la sublimación evolucionaron junto con su teoría pulsional (1910b, 1914, 1920, 1923). En América del Norte, las exploraciones psicoanalíticas de la sublimación de la sexualidad y la agresión en el contexto de las artes, la ciencia y la cultura en general (Blum, 2011; Chessick, 2001; Kris, 1952; Papiasvili, 2020; Rose, 1963, 1987, 1990, 1991; Wilson, 2003) desarrollaron una conceptualización mucho más amplia, implicando un juego transformador complejo entre los procesos primarios y secundarios, la transicionalidad, la destrucción, la pérdida y la reparación, la regresión, la transgresión, la desintegración-reintegración, los procesos simbólicos y representacionales, el funcionamiento transformador del yo y el conflicto, yendo más allá de entender la sublimación solo como un mecanismo de defensa del yo. La complejidad de estos enfoques multifacéticos en torno a las pulsiones en el trabajo creativo de artistas visuales puede ejemplificarse con la siguiente declaración de Gilbert Rose : “La mano del artista puede seguir la vieja integración mano-boca y yo-cuerpo, al llevar energía sexual y agresiva al lienzo, como en la infancia la llevaba de la boca a la piel. El lienzo puede a veces representar la piel” (Rose, 1963, pp. 787- 788). Con respecto a las artes literarias , según Ernest Jones (1953), Freud leyó la “Divina Comedia” de Dante Alighieri durante su autoanálisis y mientras escribía Interpretación de los sueños (1900). Posteriormente, la Comedia fue llamada “psicoanálisis de la Edad Media” (Chessick, 2001), y varios autores norteamericanos intentaron someterla a una exploración psicoanalítica. David Aberbach (1984) aborda la Comedia desde la perspectiva de las relaciones objetales, centrándose en el destino de la agresión y el amor en objetos perdidos, encontrados y creados. Según Richard Chessick (2001), la Comedia es un

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