Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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IV. IMPLICACIONES PSICOANALÍTICAS DEL CONCEPTO AMAE

Como se señaló anteriormente, a pesar de que Doi presentara una reflexión muy precisa del fenómeno amae en los japoneses y las interacciones clínicas, sus primeras definiciones del concepto como una “necesidad de dependencia en la indefensión” y un “deseo de ser amado” (1973) desencadenaron muchos debates teóricos y clínicos. En el desarrollo, amae precede a la adquisición del lenguaje. Por ejemplo, cuando un bebé expresa abiertamente sus deseos por la madre los japoneses dicen: “Este niño ya es emocionalmente dependiente ( amaeru )”. La persistencia de este deseo por la presencia de la madre hace que esta configuración emocional se sitúe, consciente e inconscientemente, en el centro de la vida emocional del niño. Esto se puede comparar a lo que dijo Freud acerca del concepto de “sexualidad”, exclusivo del psicoanálisis: “Empleamos la palabra sexualität [‘sexualidad’] en el mismo sentido amplio en que la lengua alemana usa el vocablo lieben [‘amar’]” (Freud, 1910 [p.223]). En este sentido, aunque el idioma japonés no tenga palabras que se correspondan con “ lieben ” o “amor”, los japoneses también piensan en el complejo de Edipo, es decir, en el momento en que el amor y el sexo se entrelazan. De la misma manera, se puede entender “ amae ” como el fenómeno responsable de crear la corriente principal de la vida emocional que nos acompaña a lo largo de nuestra vida antes de la aparición del complejo de Edipo, incluso fuera de Japón, donde la palabra “ amae ” todavía no existe. Mientras que amae es un concepto verbal como el amor, a diferencia del amor, se caracteriza por el hecho de no contener “sexualidad” en sí mismo. Además, se piensa que los elementos de amae se encuentran en varios estados psíquicos destacados por su ambivalencia. Si este fuera el caso, podría resultar útil comparar amae con varios conceptos psicoanalíticos conocidos. Freud afirmó que el amor tenía dos corrientes, la corriente tierna y la sensual: “De esas dos corrientes, la tierna es la más antigua. Proviene de la primera infancia, se ha formado sobre la base de los intereses de la pulsión de autoconservación y se dirige a las personas que integran la familia y a las que tienen a su cargo la crianza del niño…” (Freud, 1912, p.180 [p.174]). Esto se corresponde con los fundamentos instintivos de autoconservación de amae . La corriente tierna que se le deriva fue más tarde absorbida por el concepto de narcisismo (Freud, 1914). Con respecto a esto, Freud escribió que, aunque el narcisismo primario no puede confirmarse en la observación directa, puede deducirse de “la actitud de padres tiernos hacia sus hijos […] como renacimiento y reproducción del narcisismo propio, que ha mucho abandonado.” (Freud, 1914, pp.90, 91) Aunque más tarde Freud (1930) rechaza su concepción del instinto de autoconservación y llega a la conclusión de que la ternura es una manifestación de Eros (pulsión sexual) cuyo objetivo original es reprimido, Doi propone que amae hace referencia al instinto de autoconservación que encontramos en la primera teoría del instinto de Freud y, por tanto, define amae como una necesidad de dependencia derivada de los instintos.

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