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Como modelo relacional de funcionamiento mental, el proceso de contención traza una interacción lineal y recíproca entre la pareja continente-contenido, con los siguientes pasos: un estado mental (“contenido”) se comunica de un emisor a un receptor; el receptor potencialmente lo “contiene” y lo transforma mediante el trabajo psíquico; el contenido transformado, junto con la propia “función de contener”, puede ser entonces reintroyectado por el emisor. Si bien el prototipo evolutivo de este modelo es la relación madre-bebé, el concepto también es aplicable a un tipo especial de comunicación inconsciente que se da tanto en las relaciones diádicas como en los grupos, así como en el proceso psicoanalítico. También sirve para comprender los procesos intrapsíquicos, en los que el individuo trata de contener, convertir/transformar y transmitir sus emociones en palabras. En una situación clínica, el proceso de contención toma especial protagonismo a la hora de comprender los procesos psicoanalíticos y los primeros pasos en el desarrollo del pensamiento/simbolización. Técnicamente, implica algo más que soportar en silencio los gritos del bebé/paciente u otras muestras de sufrimiento. La contención implica identificación, transformación e interpretación al lidiar con la experiencia emocional. Tal definición multidimensional sintetiza y amplía los diccionarios psicoanalíticos regionales e internacionales contemporáneos que incluyen el término. Cabe destacar que existen diferencias sutiles entre ellos: el “International Psychoanalytic Dictionary” [Diccionario Psicoanalítico Internacional] (2002/2005) de Alain de Mijolla incluye la entrada continente/contenido de Claude Guillaume, quien enfatiza el aspecto de “transformarse en un objeto psíquico” cuando escribe: “para transformase en un objeto psíquico, el elemento proyectado tiene que encontrar un contenedor o una función pensante” p. 340); una entrada relacionada es la “Alpha function” [Función alfa] de Hanna Segal, donde destaca el funcionamiento del contenedor, que convierte/transforma la información sensorial en pensamientos: “La receptividad de la madre ante la identificación proyectiva del niño es un factor clave en este proceso. Su receptividad depende de lo que Bion identificó como la capacidad de ensoñación materna –un estado que parece un sueño, cuyos contenidos son amor por el niño y su padre” (p. 52). El “Comprehensive Dictionary of Psychoanalysis” [Diccionario general de psicoanálisis] (2009) del norteamericano Salman Akhtar incluye el término “Contenedor” y las entradas relacionadas “Función alfa” y “Teoría del pensamiento”. El foco aquí recae en el papel de la madre y del analista en el proceso clínico y evolutivo. En América Latina, el “Diccionario psicoanalítico argentino” (2014), editado por Claudia L. Borensztejn, no incluye el término, pero el destacado estudioso bioniano Paulo Cesar Sandler, en “El lenguaje de Bion: Un diccionario de conceptos” (2005a), ofrece una exposición integral sobre el “continente-contenido” desde perspectivas históricas, teóricas, evolutivas, dinámicas e interdisciplinarias. Trae a colación la naturaleza paradójica del concepto, en el que “algo que contiene y algo que está contenido desempeñan las funciones de contener y ser contenido en una
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