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abarca los siguientes pasos: primero, la madre, en un estado de ensoñación, recibe y asimila aquellos aspectos insoportables del sí mismo, objetos, afectos y experiencias sensoriales no procesadas (elementos beta) de su bebé que han sido proyectadas sobre ella de forma fantasiosa. En segundo lugar, ella debe soportar todas las consecuencias de estas proyecciones sobre su mente y su cuerpo tanto tiempo como sea necesario para poder pensarlas y entenderlas, un proceso al que Bion califica de transformación. Más tarde, después de haber transformado la experiencia de su bebé en su propia mente, tiene que devolvérselas gradualmente al niño de forma desintoxicada y digerible y (en el momento en que éstas puedan serle útiles) demostrarlo en su actitud y en el trato. En el análisis, Bion se refiere a esta última fase del proceso como la publicación, lo que comúnmente denominamos interpretación. La capacidad de “contener” precisa una madre que tiene límites y espacio interno suficiente para albergar sus propias angustias, además de aquellas adquiridas en la relación con su bebé; una madre que tiene bien desarrollada la capacidad de contener las emociones y los sentimientos puede pensar y transmitir lo que piensa de forma significativa para su bebé. Una madre que está separada; que es intacta, receptiva, tiene capacidad de ensoñación y de dar de forma apropiada, es, por tanto, apta para experimentar la introyección como un objeto “contenedor”. Con el tiempo, gracias a la identificación del bebé con tal objeto y su asimilación hacen que el bebé pueda ampliar su especio mental: el desarrollo de una capacidad de generar sentido y la evolución continua de una mente que puede pensar por sí misma. Esto es lo que Bion llama función alfa. En “Elementos de psicoanálisis” de 1963, Bion considera que la relación dinámica entre el continente y el contenido, marcada con los símbolos abstractos ♂ y ♀, es el primer elemento del psicoanálisis . El ♂ (contenido) aquí tiene una cualidad penetrante y el ♀ (continente) una cualidad receptiva/receptora. En este contexto, ♀ y ♂ no se limitan a su significado sexual; de hecho, no tienen una connotación sexual específica. Representan variables o elementos desconocidos: las funciones ♀ y ♂ se encuentran presentes en todas las relaciones, independientemente del género. El ♂ (contenido) penetra en el ♀ (continente) que lo recibe e interactúa con él, creando así un nuevo producto. El empleo de los símbolos ♂-♀ pone de relieve la naturaleza biológica de la mente y también incluye los conceptos de Freud y Klein sobre la sexualidad y la configuración edípica. En escritos posteriores, Bion enfatiza la reciprocidad entre las dos partes y el potencial de crecimiento e intercambio entre ellas. La paradoja de la relación dinámica continente-contenido radica en su mutualidad recíproca: algo que contiene y algo que está contenido desempeña, al mismo tiempo, las funciones de contener y estar contenido. En lo que atañe al desarrollo, esto significa que el pecho, que es un continente de las angustias del bebé, también puede ser su reverso: el bebé como continente de algunos aspectos de la personalidad de la madre. Más adelante, en el contexto clínico, se subraya esta reciprocidad: “La importancia radica en la observación de las fluctuaciones que transforman al analista
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