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Además, Freud (1912) entendió la identificación como la expresión más temprana de un vínculo emocional con otra persona, que es ambivalente desde el principio. A partir de esta definición, se puede relacionar la identificación de Freud con las propiedades identificativas y ambivalentes que subyacen a amae . Al elaborar el concepto dentro de la matriz relacional de objetos, Doi (1989, p.350) reiteró que amae es un objeto-relacional desde el principio. Si bien quizás no se corresponda del todo con el concepto de narcisismo primario de Freud, “encaja muy bien con cualquier estado mental que pueda llamarse narcisista.” (ibíd., p.350) En este sentido, las propiedades narcisistas de amae subyacen a un amae “perturbado” que se expresa con infantilismo, obstinación y exigencia. “En la misma línea”, escribe Doi (1989), “una nueva conceptualización de ‘objeto del sí mismo ’, definido por Kohut como ‘esos objetos arcaicos catectizados con libido narcisista’ (1971, p.3), será mucho más fácil de comprender con la psicología amae , puesto que la ‘libido narcisista’ no es más que un amae perturbado.” (Doi, 1989, p.351) En este sentido, los analistas japoneses piensan que el concepto de Kohut de las “necesidades de objeto del sí mismo” (Kohut, 1971) es casi equivalente al de amae . Por otro lado, puede ser relevante la observación de Balint de que “en la fase final del tratamiento, el paciente empieza a expresar sus deseos instintivos olvidados desde hace mucho tiempo y a exigir su gratificación de su entorno” (Balint, 1936/1965, p.181), porque “el amae primitivo solamente se manifestará cuando el análisis haya permitido una elaboración de las defensas narcisistas.” (Doi, 1989, p.350) Aunque Balint base sus ideas en las teorías de Freud y Ferenczi, sus conceptos de “objeto de amor pasivo” (1936/1965) y el de amor primario son más cercanos al concepto de “ amae ”. Balint señaló que las lenguas indoeuropeas no hacen una distinción clara entre los dos tipos de amor de objeto, el activo y el pasivo. Si bien el objetivo acostumbra a ser pasivo (ser amado), si el niño recibe suficiente amor y aceptación de su entorno como para mitigar sus frustraciones, puede acabar desarrollando el “amor activo” con el objetivo de recibirlo (es decir, la configuración “amor de objeto activo”). En términos clínicos, de hecho, existe un vínculo entre el amae primitivo y el término de Balint de “regresión benigna”, y entre el “ amae perturbado” y su término “regresión maligna”. Aunque Fairbairn (1952) valoró el factor de la dependencia en el desarrollo primario, no adoptó la idea de las necesidades de dependencia dentro de su sistema de relaciones de objeto. Los conceptos de Klein de envidia ( higami /ictericia) e identificación proyectiva (1957) pueden entenderse como un amae distorsionado, aunque compartan el mismo objeto con él. Muchos analistas japoneses creen que Bion (1961) “predijo” el amae de Doi en el contexto de las dinámicas de grupo, y es que Bion propuso que existe un sentimiento de seguridad en cada uno de los estados emocionales asociados con las tres fantasías grupales básicas: la dependencia, la lucha- huida y el emparejamiento. Asimismo, los conceptos de “continente” y “contenido” de Bion, así como el “sostenimiento” de Winnicott, la “buena adaptación” de Hartmann y la “interafectividad” de Stern reflejan una similitud conceptual con el concepto de
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