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pudieron registrarse como pensamiento sino como acción o experiencia, y que no pueden asociar verbalmente lo no representado inicialmente. Reconociendo el amplio abanico de lo que debe considerarse asociación libre, Laverde y Bayona (2011, 2012) incluyen cualquier discurso del paciente entre “lo fantástico” y “lo real”: contenidos del pasado, presente y expectativas de futuro, referencias a lo que sucede en el vínculo analista-paciente, así como las relaciones con el entorno social y familiar. En su curso pueden aparecer pausas que pueden corresponder a reflexiones del analizante, que no deben confundirse con silencios de resistencia. Además, para que la actividad asociativa revele el funcionamiento inconsciente, Laverde y Bayona (2012) consideran que deben coincidir otros factores: 1- El uso del diván, y, por tanto, la ausencia de contacto visual directo; 2- El ambiente íntimo y privado del consultorio analítico, aislado de estímulos visuales y sonoros del entorno; 3- La confidencialidad de los contenidos del proceso analítico y la neutralidad del analista, que omite juicios de valor y se abstiene de influir directamente en la vida del paciente; 4- El lenguaje corporal del analista, que debe transmitir recepción, contención y comprensión al paciente. Laverde y Bayona opinan que, dentro del gran abanico de instrucciones que se pueden dar para que las asociaciones libres se formulen eficazmente y así acceder al inconsciente, pueden discernirse variables infinitas, por ejemplo, en el contexto cultural, el modelo de trabajo de cada analista o los modelos de formación psicoanalítica, entre otros. En su investigación (Laverde, Bayona y Barrios 2011) sobre “El terreno común entre psicoanalistas colombianos”, destinada a establecer áreas de concordancia o divergencia respecto de algunos conceptos teórico-técnicos fundamentales, entre ellos la asociación libre, encontraron que: “Los resultados de esta investigación establecen que existe un terreno común entre los analistas colombianos. Además, encuentran útil la asociación libre, así como el encuadre, la neutralidad y la abstinencia, además del respeto por la intimidad y privacidad de la relación analítica y la atención flotante. Hasta aquí, podemos ver que el terreno común de los analistas colombianos se encuentra fundamentalmente en la técnica psicoanalítica, y no tanto en los mdoelos conceptuales usados para explicar un fenómeno clínico dado” (Laverde, Bayona y Barrios 2011, p. 406). V. D. EXPANSIÓN, TRANSFORMACIÓN, EVOLUCIÓN Y MUTACIÓN CONCEPTUAL De forma parecida a los enfoques psicoanalíticos contemporáneos de Norteamérica y Europa descritos anteriormente, los analistas latinoamericanos buscan maneras de trabajar psicoanalíticamente con pacientes de “mayor alcance”. Sus enfoques muestran tanto una proliferación interregional como una especificidad regional.
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