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tarde, y hasta la actualidad, ambas son generalmente entendidas como “caminos (cuasi) reales” al inconscientes de ambos actores. En esta entrada primero se abordará la evolución de los significados de la contratransferencia dentro de la evolución de la teoría psicoanalítica y el despliegue de sus marcos conceptuales para, posteriormente, tantear una categorización del concepto en el apartado de las conclusiones. El carácter internacional del desarrollo conceptual es evidente y se observa en todo el contenido de la entrada. Por cuestiones de estilo, los títulos de las publicaciones empiezan con mayúsculas y se ponen entre comillas; las comillas que van seguidas por un número de página designan citas textuales; las cursivas destacan las características definitorias del concepto por parte de una escuela de pensamiento específica, o una terminología emergente.
II. HISTORIA Y EVOLUCIÓN DEL CONCEPTO
II. A. Freud y la “definición estrecha” de la contratransferencia La primera aparición del término se debe a una carta de Sigmund Freud a Carl Gustav Jung (1909) en la que se aborda la relación amorosa de este último con Sabina Spielrein: “Esas experiencias, si bien dolorosas, son necesarias y difíciles de evitar. Sin ellas no podemos conocer en serio la vida ni a qué nos enfrentamos… Nos ayudan a desarrollar la piel gruesa que necesitamos y a dominar la ‘ contratransferencia ’, que después de todo, es un problema permanente para nosotros; nos enseñan a desplazar nuestros propios afectos en pro de un beneficio mayor. Son una ‘bendición encubierta’” (Freud, 109, pp. 230-231). La primera introducción oficial del concepto fue publicada en 1910, en “Las perspectivas futuras de la terapia psicoanalítica”, donde Freud dijo del analista: “Hemos llegado a ser conscientes de la ‘contra-transferencia’ que surge en él como resultado de la influencia del paciente sobre sus sentimientos inconscientes y estamos casi inclinados a insistir en que él debe reconocer esta contra-transferencia en sí mismo y superarla… ningún psicoanalista va más allá de lo que le permiten sus propios complejos y resistencias internas” (1910, pp. 144-145). Vale la pena señalar que el término alemán “Gegenübertragung”, utilizado por Freud en esta declaración, fue traducido al español por López-Ballesteros (1923) como “transferencia recíproca”. Dos años después, en “Consejos al médico en el tratamiento psicoanalítico” (1912), Freud abogó por un reconocimiento, estudio y superación de la
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