'Anuario 2022' de Informe Cotec

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Que los insectos serán en un futuro próximo un alimento frecuente en nuestra dieta parece algo seguro (o inevitable). Un ejemplo son las larvas de tenebrio molitor, el conocido como gusano de la harina. Estos insectos pueden transformarse en ingredientes de alta calidad para piensos, abono, fertilizantes y otros usos bioindustriales, como la quitina y el quitosano, muy apreciados en la industria de la cosmética y la medicina. La UE también ha autorizado su uso en la alimentación humana. Muchas empresas ya se dedican a la cría y procesado de estos gusanos. Es el caso de la compañía de biotecnología Tebrio, ubicada en la localidad salmantina de Doñinos (2.291 habitantes). En su planta trabajan unas 250 personas y su idea es ampliar las instalaciones en los próximos meses, sin moverse del pueblo. Casi en el otro extremo de la Península, la bióloga marina Inés Carballo ha puesto en marcha Aitana Espirulina, un proyecto relacionado con este superalimento en forma de microalga. Desde 2021 cultiva en una granja enclavada en la sierra de Aitana (Alicante) este vegetal. La espirulina apareció en la Tierra hace más de 3.500 millones de años. La ONU lo considera un alimento del futuro. Los astronautas ya lo consumen en sus misiones espaciales. Además de ofrecer la máxima calidad en todos los productos que elabora a base de espirulina, el objetivo de Carballo es crear comunidad,

desarrollo rural y riqueza en este entorno de montaña, donde apenas residen 250 vecinos. Estas dos iniciativas innovadoras y ejemplares comparten algo en común: han surgido en municipios situados en zonas despobladas del interior. Toda una declaración de intenciones y una demostración de que esa España vacía o España vaciada puede ser agente y foco de innovación. De que en esos lugares, tantas veces olvidados, hay ciudadanos y empresas con ideas y propuestas disruptivas que, además de generar empleo y bienestar, ayudan a fijar población y a prosperar económicamente a zonas deprimidas y con menos oportunidades que los grandes núcleos urbanos. Más de 2.000 personas han conocido de cerca ambos proyectos (muchas de ellas además degustaron los productos), así como otras más de 20 experiencias de innovación surgidas en el medio rural para hacer frente a la despoblación. Todas estas iniciativas formaron parte del programa del festival de la innovación de Cotec Imperdible 05, celebrado en junio en el municipio segoviano de Otero de Herreros (900 habitantes). Es la primera vez que sale de Madrid esta colección de eventos de Cotec, diseñada para acercar la innovación a todo tipo de públicos y a través de experiencias que generan emociones. Más de 600 escolares de 10 a 15 años, procedentes de 14 centros educativos de Castilla y León, visitaron

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