Automatización, polarización laboral e igualdad socioeconómica
amplia gama de programas, cursos y otras políticas activas de empleo —incluso antes de que pierdan su trabajo— para posibilitar cuanto antes su reinserción laboral. De sobra es conocido que el mercado laboral español tiene un excesivo nivel de trabajado- res temporales. De hecho, se sabe con bas- tante certeza que la elevada temporalidad de los trabajadores españoles lastra de manera significativa su productividad. Pero, tal y como hemos estimado aquí, los trabajadores tempo- rales sufren en mayor medida las consecuen- cias del progreso tecnológico, al ser estos los que ven reducido su empleo, sobre todo en los tramos bajo y medio de la distribución salarial. Por tanto, una reducción de la temporalidad en el trabajo no solo permitiría alcanzar mayores cotas de productividad, sino que también posi- bilitaría una menor destrucción de empleo por la automatización. Estas y otras medidas complementarias deben ir acompañadas de una mejora de las oportu- nidades individuales para acceder a puestos de trabajo más remunerados. El vínculo entre polarización laboral y desigualdad económica está aún por ser estimado de manera formal —carecemos aún de bases de datos apropia- das para ello—, pero cabe pensar, sin excesivo margen de equivocación, que una mayor pola- rización del trabajo al aumentar la dispersión de los salarios aumenta también la desigual- dad económica. Si la brecha salarial llegase a ser muy grande, se correría el riesgo de que los trabajadores se revelasen en contra del avance tecnológico. A este peligro, hay que sumar el hecho de que una economía con más desigual- dad da lugar a mayores incentivos para ahorrar (Stiglitz, 1969; Bourguignon, 1981) y esforzarse (Mirrlees, 1971; Rebelo, 1991), pero reduce sig- nificativamente las oportunidades individuales para acumular capital humano (Galor y Zeira, 1993) y ser emprendedor (Banerjee y Newman, 1993). Esta reducción de las oportunidades individuales frena a su vez el crecimiento económico (Marrero y Rodríguez, 2013 y 2016; Carranza, 2020). Por ello, hay que implementar
mecanismos que vayan más allá de la redistri- bución de la renta. Las medidas redistributivas clásicas pueden aminorar la brecha salarial en- tre trabajadores, pero pueden también reducir significativamente el esfuerzo desempeñado por trabajadores e inversores. Por tanto, para atenuar las consecuencias negativas de la automatización, es mejor fomentar las oportu- nidades individuales para acceder a puestos de trabajo mejor remunerados, esto es, adoptar medidas de política económica que reduzcan la conexión entre las condiciones de partida (circunstancias) de los trabajadores y el puesto de trabajo que estos finalmente desempeñan (Rodríguez, 2017). Dicho todo lo anterior, y tras exponer los resul- tados principales de polarización que han ocu- rrido en el mercado de trabajo español durante las dos últimas décadas, nos gustaría acabar diciendo que el futuro de nuestra economía pasa indefectiblemente por una apuesta clara por la tecnología y la innovación. La automati- zación ha llegado para quedarse y es por ello por lo que entender sus consecuencias es más importante que nunca, para de esta forma abrazar el progreso y el bienestar económico que trae consigo y atenuar lo más posible su efecto disruptivo.
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