La economía intangible en Italia, Portugal y España

LA ECONOMÍA INTANGIBLE

EN ITALIA, PORTUGAL Y ESPAÑA

1. La irrupción de los intangibles en las economías avanzadas

La historia del capitalismo es la historia de la incorpo- ración del capital al sistema de producción Desde la acumulación del capital financiero en la época mercantil hasta la actualidad se han sucedido diferentes etapas en las que ha predominado la introducción de nuevas formas de capital A la introducción del capital físico bajo la forma de medio de producción —lo que entendemos como maquinaria— le sucedió la del capital humano —el conoci- miento, las habilidades y la experiencia acumulada por el factor trabajo—, el capital tecnológico —el conocimiento aplicado a la producción—, el capital social —la confianza en las instituciones, el clima social—, las TIC —las tecno- logías de la información y la comunicación—, hasta llegar al capital intangible Este informe analiza la intensidad del proceso de intangibilización en tres países meridionales de la Unión Europea: Italia, Portugal y España Durante los últimos cuarenta años el progreso técnico está avanzando a ritmos exponenciales propiciados por dos revoluciones tecnológicas: la de los ordenadores de la segunda mitad del siglo XX, y la más reciente ligada al desa- rrollo de la inteligencia artificial y los cambios disruptivos que la acompañan El avance tecnológico potenciado por ambas revoluciones debería haber actuado como palanca del crecimiento de la productividad Sin embargo, hasta el momento, estas mejoras todavía no aparecen en las esta- dísticas La razón estriba en que los cambios están siendo tan intensos, y tan rápidos, que lleva tiempo digerirlos La extracción de toda la capacidad de mejora que contienen los grandes avances tecnológicos sólo se consigue si, además, se acompañan de inversiones complementarias en otros activos Estas inversiones adicionales deben dirigirse a aumentar las inversiones en software, bases de datos, I+D, y la mejora en la imagen de marca Requiere también formar a los trabajadores en el nuevo entorno impuesto por la tecnología, y a las empresas adaptar sus organizaciones a las nuevas reglas Es decir, se requiere invertir en activos intangibles, y extraer sus frutos lleva tiempo Como ha mostrado la evidencia empírica dispo- nible para una serie de países desarrollados, los activos

tangibles e intangibles son complementarios Es decir, que la inversión en tangibles, como maquinaria y bienes de equipo, genera un mayor crecimiento de la productivi- dad cuando va acompañada del correspondiente aumento de la inversión en intangibles El episodio de la COVID-19 ha puesto de manifiesto que los sistemas de protección no estaban diseñados para las circunstancias tan excepcionales como las que se han vivido en los dos últimos años y ha acentuado la importan- cia de los activos intangibles para afrontar con, mayores garantías, el futuro de la UE, en particular el de los países meridionales que se abordan en el presente trabajo La economía digital, la inversión en I+D, la innovación em- presarial, la formación de los trabajadores, la imagen de marca y la reestructuración organizativa, todas ellas, se sitúan en el punto de mira de las administraciones públi- cas y del sector privado empresarial en el que concentrar la aplicación de los Fondos Next Generation con los que la UE se propone acelerar y consolidar una recuperación económica duradera y transformadora de la sociedad Los países objeto del presente análisis —Italia, Portugal y España— forman parte de los países mediterráneos de la Europa occidental, que muestran una incorporación algo tardía al desarrollo económico industrial en comparación con los países del centro y norte de Europa Para culminar este proceso de industrialización fue precisa la creación previa de un mercado nacional en cada uno de los países En Italia, por ejemplo, el proceso de unificación política y económica no se produjo hasta la segunda mitad del siglo XIX; y en Portugal y España se produce una industriali- zación más lenta en el mismo siglo Como en la mayoría de países avanzados, la construcción del ferrocarril, la minería, los astilleros y la electrificación, entre otros, con - tribuyeron a la implantación gradual de un sistema basado, cada vez más, en la producción industrial En todo caso, no es hasta la reconstrucción europea después de la II Guerra Mundial —con el desarrollo del automóvil, la maquinaria industrial y agrícola y los sectores del consumo— cuando

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