laboral juegan un papel secundario 22 . A pesar de ello, como evidencian los datos presentados anteriormente, existen ámbitos y subámbitos de estudio en los grados de las universidades públicas presenciales españolas con una tasa de ocupación de las plazas reducida, como es el caso de turismo, en el que hay un claro desajuste entre la oferta y la demanda. Este desajuste es menos habitual en las universidades privadas, en las que se observa cierta preferencia por ofertar titulaciones y plazas en los ámbitos más demandados por los estudiantes, lo que no es extraño, pues si hay mucha demanda, las notas de corte serán elevadas y consecuentemente, la oferta de plazas públicas será insuficiente, por lo que las privadas terminarán absorbiendo a estos estudiantes que alternativamente verían frustradas sus preferencias. Para minimizar los costes derivados de estos desajustes entre preferencia de estudios, oferta y composición del mercado, el SUE, y en especial el sistema público, debería ajustarse mejor a las necesidades económicas y sociales del país o la región, y de sus ocupadores (públicos y privados), actuales y futuras. Por ejemplo, hay una débil preferencia por las ingenierías, sin embargo, es un ámbito necesario para el sistema productivo y eso se demuestra en los positivos resultados de inserción laboral que registran 23 . En este caso la oferta se ha ajustado a la demanda (con una reducción de plazas en los últimos años) pero no responde a la realidad del mercado laboral. Ejemplos contrarios se
observan en los subámbitos de deportes, criminología o prevención y seguridad laboral, donde han aumentado considerablemente las plazas para responder al incremento de demanda, pero que desde el punto de vista del sistema productivo no son tan necesarias, lo que puede crear nuevos desajustes, como titulados ocupados en trabajos que requieren otros estudios. Subsanar estos desajustes implica también una mejor orientación e información al estudiantado para modelar sus preferencias, junto a una oferta que priorice las necesidades del país y aumente en las áreas adecuadas. Un caso distinto lo encontramos en el ámbito de la salud, y en medicina en concreto. Se trata de ámbitos con alta demanda de los estudiantes y que son útiles socialmente y desde el punto de vista del mercado laboral, pero en los que se observa que la oferta pública no está respondiendo en paralelo. En este punto es importante tener en cuenta que, ante el incremento de la esperanza de vida y el progresivo envejecimiento de la población española, los profesionales en el ámbito de la sanidad serán cada vez más necesarios. Y sucede otro tanto con las ciencias de la vida, así como con las ciencias físicas, químicas o geológicas, con un incremento de la oferta inferior al 2% y al 0,5%, respectivamente, en los últimos cinco años. Si bien en informática y en matemáticas y estadística sí ha habido un aumento notable de las plazas ofertadas, la demanda ha crecido a mayor velocidad. Dado que se trata de sectores clave para el presente y el futuro, y que cada vez lo serán más en el contexto actual de expansión de la inteligencia artificial, sería necesario que la oferta pública respondiera con mayor decisión y amplitud.
Asimismo, para crear titulaciones y recibir financiación pública, las universidades deben pasar por un proceso de acreditación, los mecanismos y proveedores del cual no son escogidos por la universidad, sino que son fijados por la administración pública. Este limitado marco de actuación provoca una cierta rigidez en la oferta y poca adaptabilidad y flexibilidad para realizar cambios rápidos ante la demanda, ya sea para responder a las preferencias de los estudiantes o a las demandas de los ocupadores (necesidad de acreditar cada título por los cauces oficiales, poca discrecionalidad a la hora de ofrecer estudios híbridos, etc.). En cambio, España está entre el grupo de países en los que hay más autonomía en la capacidad para decidir finalizar titulaciones, elegir el idioma de impartición o diseñar el contenido de sus titulaciones, con la excepción de las profesiones reguladas. Deberían, pues, las universidades españolas ejercer con más determinación la autonomía de la que disponen en aquellos aspectos en los que tienen más grados de libertad para lograr introducir una mayor flexibilidad en su funcionamiento y reducir los desajustes producidos con las demandas de estudiantes y ocupadores.
Las consideraciones anteriores sugieren la necesidad de realizar estudios más en detalle por titulaciones, por niveles universitarios, y también regionalmente, teniendo en cuenta la especialización productiva de las comunidades autónomas, para determinar la dimensión y estructura adecuada de la oferta universitaria. Ahora bien, el marco actual de autonomía del que disponen las universidades es limitado para poder implementar medidas efectivas que ayuden a reajustar y reordenar la oferta universitaria. En este sentido, hay que tener en cuenta que las universidades españolas, especialmente las públicas, no tienen suficiente autonomía académica en el contexto europeo según se extrae del Autonomy Scorecard de la EUA de 2023. Según este organismo 24 , se entiende por autonomía académica la capacidad para decidir sobre el número total de sus estudiantes, de seleccionar a los mismos, así como de crear y finalizar titulaciones, la capacidad para elegir el idioma, seleccionar los mecanismos y proveedores para el aseguramiento de la calidad o la capacidad para diseñar el contenido de las titulaciones. En la edición de 2023, España está situada en una posición intermedia-baja (decimonoveno de 35) en el contexto europeo en este aspecto. En concreto, nuestro país se sitúa en el grupo de países en los que las universidades tienen que negociar con la administración pública el número total de estudiantes. Por otro lado, los criterios de admisión están corregulados entre las universidades y la administración pública en el caso de la admisión a grado, mientras que en el caso del máster las universidades pueden establecer sus propios criterios. 24. Bennetot, E., Estermann, T. y N. Popkhadze (2023). University Autonomy in Europe IV. The Score- card 2023. European University Association.
22. Esto también se recoge en Conferencia de Recto- res de Universidades Españolas (2023): La universidad española en cifras 19-20, capítulo 2: adecuación de la
oferta universitaria a la demanda social. 23. Véase apartado 2.4 de este informe.
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