PEQUEÑO QUIZ PARA CONOCERTE MEJOR
MÁS VALE CAMINO MAL CONOCIDO QUE BUENO POR CONOCER En ese proceso narrado por la metáfora anterior fue que descubrí una de las aliadas más grandes que me ha acompañado desde siempre, y que nunca dejaré de necesitar. La veo como una persona hermosa. Es tierna, pues nunca se impone o me fuerza; esa perso- na conoce el doloroso proceso que es aceptar y abra- zar confiando en medio de la incertidumbre. Pero, al mismo tiempo, es una guerrera más fuerte que mil toros juntos. Algunos la llaman adaptación, otros la conocen como fortaleza, yo la llamo resiliencia… po- drían ser las tres juntas. Y es curioso, porque cuando pienso en resiliencia, lo que se me viene a la mente es la fuerza trascendente que la sustenta: el amor. Creo que ese es el torrente que pasa dentro de mí y no lo veía. Crecí creyendo que tenía que merecer el amor de mis padres y de los demás, y depen- día de mis acciones ser amado o no. Crecí creyendo que tenía que cumplir las expectativas de otros sobre mí para poder llegar a sentirme bien y ser feliz. Antes trabajaba para “merecer” el amor y reconocimiento de otros. La verdad que descubrí fue que ese amor corre dentro de mí, es un regalo que recibí por el simple hecho de vivir y compartir la naturaleza humana. Ese amor me precede, en él vivo y participo, lo merezca o no, es gratuito. Es el mejor regalo que puedo recibir. Cuando lo descubrí así, me di cuenta que, precisamen- te cuando la vida es difícil, puedo abandonarme en esa fuerza que me sustenta e impulsa. Cuando tenía una idea equivocada sobre lo que es la vida (retos, competencia, salto de obstáculos, impo- nerme y superar a los demás), ni siquiera tenía tiempo o ganas para voltear hacia el amor, menos valorar su importancia. Si lo que esperaba eran las miradas y jui- cios de los demás que parecían descalificarme, claro que no quería moverme de mi zona de seguridad (por más precaria que fuera), puesto que lo desconocido no podía ser mejor que lo poquito bueno que había en mi
¬ ¿Qué aprendí sobre mí en estos dos años de pandemia? ¬ ¿Conozco lo que dentro de mí me da fuerza para luchar contra las adversidades? ¬ ¿Tengo un sistema de valores propio que me impulsa a construir la mejor versión de mí mismo/a? ¬ ¿Qué es para mí tener vida interior?
contexto de vida anterior (“más vale camino mal co- nocido que bueno por conocer”). No me podría dar lo que realmente buscaba, pues es algo diferente y mejor. Cuando entras en la profundidad de ti mismo y descubres esa dimensión que te trasciende, te das cuenta de que hay un potencial infinito, una fuerza que te atrae a ir más allá de los límites si estás dispuesto a lanzarte con confianza hacia adelante. Aceptas que una fuerza real te sustenta y permite verte como par- te de un todo por el que estás envuelto. Alcanzas a ver una luz frente a ti, no con mucha claridad, pero sí atractiva; que te impulsa a continuar y ascender en lu- gar de echar atrás el camino por la inercia del pasado. Vivir tomando decisiones hacia adelante no es fácil, especialmente cuando no ves claro. Pero, si la vida antes fue difícil y te dejas impulsar por esa fuerza interior con- fiando en ella a pesar de la incertidumbre, percibes con seguridad la inmensidad del universo al que perteneces, y podrás mirar confiado el futuro con todas sus posibili- dades. Esto facilitará bajar la guardia y descansar. Des- cubrirás que esa fuerza universal, el amor, está presente en ti. Que no solo es el torrente que te trajo a la vida y te impulsa, sino la fuerza que te acompaña. También es la meta del viaje de tu vida. En definitiva, resiliencia es la capacidad de ver todo esto y no dejarte tumbar por las dificultades concretas y pasajeras. Con- siste en descubrir el torrente que te soporta, acompaña e impulsa, pudiendo así sortear y vencer todos los obs- táculos y complicaciones del camino.
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