360 UDEM No.7- Ser México

GIGANTES, ENANOS Y HASTA MARCIANOS: HABLEMOS DE LOS MULTIMILLONARIOS

Mark Zuckerberg

El llamado reptiliano de las redes sociales ha sido representa- do como el poseedor de una inteligencia magnífica y calcula- dora que le ayudó a conseguir su imperio. Sin embargo, cabe resaltar que siempre fue a escuelas de élite y tuvo tutores de programación privados antes de fundar Facebook.

Ahora, ¿qué podemos decir de las donaciones de estos magnates y por qué estas no son tomadas en cuenta en la crítica contra su riqueza? Es aquí don- de se revela la problemática que varios filántropos presentan. Muchas veces sus donaciones —por más ceros que contengan— suelen ir a las usuales institu- ciones de “legado”, como las cataloga el experto en desigualdad económica Chuck Collins, y simplemente contribuyen a las mismas universidades, los mismos hospitales o las mismas fundaciones. ¿Dónde quedan las problemáticas actuales? Son pocas las donaciones por parte de este grupúsculo a inequidades raciales, recursos para afectados por la pandemia, para evitar la violencia contra las minorías, apoyar a migrantes... La realidad es que la mayor parte de los filántropos (entre los más conocidos están Melinda y Bill Gates) donan recursos a fundaciones de las cuales tienen con- trol y de las que solamente se requiere que un 5 % de sus ingresos sean distribuidos a organizaciones huma- nitarias cada año. En otras palabras: los Gates ponen 10 dólares dentro de su propio cochinito filántropo y

el gobierno les exige sacar 50 centavos de dólar al año para donarlos a fundaciones ajenas. Negocio redondo.

“I’M THE TAXMAN” Vale la pena plantear cuestionamientos acerca de cuál es la realidad sobre las brechas económicas que el llamado 1 % ostenta. ¿No será que el surgimiento de los multimillonarios es un avance en la economía? Para plantearlo concretamente, lo podemos remitir al hecho de que, desde los años ochenta, en Estados Uni- dos el ciudadano promedio ha experimentado un 50 % más de ingreso anual. El problema se ilustra mejor si lo contrastamos con el 400 % de incremento que los opulentos multi- millonarios han experimentado a partir de entonces. Mejor explicado: un millón de segundos son 11 días. Mil millones de segundos son 32 años. Si tuvieras un millón de dólares y gastaras mil por día, se te acaba- ría en tres años. Mil millones de dólares, gastando mil al día, durarían 2,740 años. Así la vida de Elon, Mark, Jeff y varios más.

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