Revista Vivienda Infonavit Año 6 No 1 (Junio 2022)

Estas cifras toman en cuenta fecundidad, mortalidad y migración. En el 2000, el grado de intensidad migratoria era considerado débil; sin embargo, en las últimas décadas, el incremento de la población migrante ha sido notable, debido al desarrollo económico regional, la amplia oferta educativa para universitarios, la variada oferta de vivienda en desarrollos inmobiliarios, la seguridad pública y la alta calidad de vida que ofrece el municipio. 4 También ha cambiado la composición de los hogares y la demanda de vivienda busca opciones diferentes a las clásicas necesidades de la familia nuclear. Así, el promedio de integrantes del hogar está dismi- nuyendo, y se registra un aumento 5 de hogares ampliados, compues- tos y unipersonales que requieren soluciones de diseño diferenciado. La información anterior permitió que el proyecto de modificación del Programa Municipal de Desarrollo Urbano de Mérida (docu- mento que se encuentra en proceso) identificara que se requiere superar el enfoque centrado en construcción, urbanización y desa- rrollo inmobiliario de vivienda para atender la habitabilidad. Se reconocieron problemáticas vinculadas a la falta de políticas públicas que garanticen mejores condiciones para el acceso a vivienda digna y reduzcan las brechas en la habitabilidad del municipio. Específicamente, no existe en el municipio de Mérida un diag- nóstico integral en materia de vivienda que permita identificar los aspectos claves de la relación entre vivienda, desarrollo urbano y calidad de vida (a pesar de reconocer que existen diversos estudios y diagnósticos especializados). En consecuencia, los proyectos de vivienda no se orientan a la atención del amplio espectro de necesida- des sociales, sino que se enfocan en la solución de nichos de mercado. Del mismo modo, los esquemas de financiamiento han mantenido reglas de operación que no favorecen modelos de consolidación urbana. Por otra parte, parece haber poco interés en aspectos como abandono de viviendas, deterioro de zonas patrimoniales, impac- tos ambientales negativos, problemas en la movilidad sostenible y desintegración de comunidades. Es decir, es necesario incorporar conceptos de la Nueva Agenda Urbana (ONU-Hábitat, 2016) en la política pública en materia de vivienda.

Ha cambiado la composición de los hogares y la demanda de vivienda busca opciones diferentes a las clásicas necesidades de la familia nuclear. Así, el promedio de integrantes del hogar está disminuyendo, y se registra un aumento de hogares ampliados, compuestos y unipersonales que requieren soluciones de diseño diferenciado.

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