Revista Vivienda Infonavit Año 6 No 1 (Junio 2022)

Aunque hay un consenso en torno al impulso de las estrategias de densificación en las ciudades mexicanas, existe un patrón de crecimiento generalizado en el país: la ciudad extendida y fragmentada. Tal es el caso de la zona metropolitana de Morelia. En este artículo se abordan las características de los programas para el ordenamiento urbano o ecológico que han definido la política pública en la materia para esta región. También se destacan algunas de las condiciones y posibilidades para adoptar un modelo de crecimiento urbano que mejore la calidad de vida de la población residente.

La Nueva Agenda Urbana establece una serie de compromisos relacionados con la planificación y gestión del desarrollo espacial urbano. Para ello, se deberá:

Promover una ordenación territorial y urbana integrada, incluidas las ampliacio- nes urbanas planificadas sobre la base de los principios de equidad, el uso eficaz y sostenible de la tierra y los recursos naturales, la compacidad, el poli centrismo, la conectividad y las densidades adecuadas, así como los usos sociales y econó- micos mixtos en las zonas construidas, a fin de impedir el crecimiento urbano incontrolado, reducir los problemas y las necesidades de movilidad y los costos per cápita de la prestación de servicios, y aprovechar la densidad y las economías de escala y de aglomeración (Organización de las Naciones Unidas [ONU], 2017). No obstante estos compromisos, según cifras del Sistema Urbano Nacional (SUN) —y debido al desarrollo que el país ha experimentado en los últimos 50 años— se ha generado un total de 401 centros urbanos de distintas categorías; identificando entre ellas a las denominadas zonas metropolitanas, las cuales son clasificadas de acuerdo con el tamaño de población (Consejo Nacional de Población y Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano [Conapo y Sedatu], 2018). Con base en ese criterio, en México existen 22 zonas cuya cifra oscila entre 500 000 y 999 999 habitantes. La zona metropolitana de Morelia es un ejemplo de ellas, siendo integrada por los municipios de Charo y Tarímbaro, quienes concentran 20.8% de la población total del estado de Michoacán. La población se ha incrementado 31% en los últimos 20 años: de 679 109 habitantes en el año 2000 a 988 704 en 2020; Morelia concentra 86% de la población de la zona, funcionando con un patrón monocéntrico de actividades eco- nómicas y de servicios (Instituto Nacional de Estadística y Geografía [Inegi], 2020). Uno de los objetivos, tanto del SUN como de la Nueva Agenda Urbana, es la mejora de las condiciones de los asentamientos humanos a través de la planeación urbana, volviéndolos compactos, resilientes y sustentables; esto con el objetivo de optimizar el uso de los recursos, disminuir los impactos ambientales y externalidades que el modelo actual genera. Ante una caracterización general de la zona metropolitana de Morelia (ZMM), en este artículo se identifican los retos y dificultades que enfrenta el proceso de planeación territorial; con el propósito de evaluar su potencial para la implementación de una política de densificación, así como la posibilidad de cumplir con los compromisos adquiridos a nivel nacional e internacional.

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