El desarrollo institucional de la planeación urbana en México ha ido adaptándose de acuerdo a las necesidades que las mismas ciudades mexicanas demandan. El crecimiento desmedido y las desigualdades socioeconómicas fueron algunos detonantes de la necesidad de encontrar alternativas viables para lograr un equilibrio en el desarrollo. Una de ellas fue la creación de institutos de planeación que pudieran generar planes con visión a largo plazo, y que a la par permitieran tomar mejores decisiones con base en el análisis sobre los temas que inciden en el territorio. A pesar de que se plantearon desde 1976, no se consolidaron en México sino hasta 1994, y aunque su labor no se encuentra presente en todas las ciudades, estos organismos promueven el fortalecimiento de las regiones que los albergan. Además, su labor está delimitada por varios factores que impiden que los planes y programas tengan un seguimiento al 100%; uno de ellos se encuentra en el desarrollo de la vivienda, donde el reto principal que tienen los institutos radica en lograr el equilibrio entre lo que se establece en los planes de desarrollo urbano y las necesidades que plantea el mercado inmobiliario.
Los institutos de planeación urbana surgen como una respuesta a las problemáticas socioeconómicas y el acele- rado crecimiento que tuvieron las ciudades en las últimas décadas del siglo XX. El objetivo de estas instituciones fue, y continúa siendo, el fortalecimiento de los gobiernos locales mediante la creación y el seguimiento tanto de planes como de programas que permitan tomar decisiones en función del interés público sobre el privado. El quehacer de los institutos debe compren- der todos aquellos temas que inciden directamente sobre el territorio, tales como planeación económica y social, movilidad, equilibrio ecológico y protección del medioambiente, espacio público y equipamiento urbano, desarrollo agropecuario, reservas territoriales y vivienda; además de establecer procesos de gobernanza territorial y urbana; desarrollar y promover actividades de investigación en la materia mediante la elaboración de estudios técnicos y fungir como órganos de consulta para la ciudadanía en general. No obstante, existen limitaciones técnico-jurídicas sobre las facultades que estos organismos tienen y, por lo tanto, su función queda reducida a la opinión. Los institutos terminan observando y actuando de manera pasiva ante las acciones que se desarrollan en las ciu- dades, sumándose a la discusión y crítica únicamente cuando es imprescindible. Un ejemplo interesante en este sentido es el desarrollo de la vivienda, tema en donde la participación de los institutos recae en la delimitación de las zonas habitacionales y la revisión técnica a nivel de anteproyecto al momento de tramitar las licencias necesarias para su construcción.
El desarrollo de la vivienda como objeto de análisis para los institutos es un tema intrínsecamente rela- cionado con la oferta y demanda del suelo, la provisión de infraestructura y servicios básicos, la tipología y dimensiones básicas e, incluso, cuestiones de segrega- ción urbana respecto de la nueva morfología que generan los fraccionamientos residenciales cerrados. A pesar de que las nuevas políticas en materia de desarrollo urbano abogan por la creación de ciudades sostenibles, asequibles y justas —como el Programa Nacional de Vivienda 2021- 2024 y los planteamientos de ONU-Hábitat—, la realidad es que el mercado y la economía urbana han causado que el acceso a la vivienda sea cada vez más complicado. Por ende, la opinión y análisis que pueden brindar los institutos en cuanto a los nuevos desarrollos habitacio- nales, o bien hacia la consolidación de los conjuntos habi- tacionales existentes, es crucial para realmente propor- cionar vivienda digna para todos. Por lo tanto, uno de los principales retos que tienen los institutos de planeación es lograr la concientización del valor que tiene la extensa información que se procesa en ellos. Además, se suma la capacidad técnica que proporcionan los recursos huma- nos profesionalizados que laboran en estos centros. Así, recursos humanos y materiales deberían ser utilizados como herramientas cruciales para disminuir las com- plicaciones de los asentamientos humanos surgidos del desorden e inequidad del libre mercado. El objetivo es, por lo tanto, que con ayuda de los institutos exista equilibrio entre la participación de los actores privados y públicos en la ordenación del territorio, con miras a una ciudad con oportunidad de desarrollo y no solo de crecimiento.
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