El modelo de desarrollo de vivienda en México ha limitado enormemente otros modos tradicionales de construcción y, además, permitió la construcción desmedida de unidades habitacionales monofamiliares. En la actualidad, muchas de ellas se encuentran en con- diciones de abandono, ya que las características de la vivienda construida no atendían las necesidades reales de la gente, sino a los intereses económicos privados. El caso de Ciudad Juárez Desde principios de la década de 2000, Ciudad Juárez ha tenido un crecimiento exponencial y desmedido, resultado de la construcción de vivienda de interés social en masa hacia el suroriente. A más de 20 años, las condiciones en las que se encuentran esos asentamientos regulares son de abandono, bajo bienestar socioeconómico e, incluso, en zonas de riesgo por inundación, aun cuando la problemática se ha analizado en numerosas ocasiones. 1 Bajo esta premisa, en 2016 el IMIP generó un Plan de Desarrollo Urbano Sostenible (PDUS) 2 que buscaba contener las 3D (ciudad distante, dispersa y desconectada). El plan es un instrumento vigente y armonizado, incluso con las nuevas políticas como la Ley General de Asentamientos Humanos, Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano de 2016 y la reciente ley estatal en materia de desarrollo urbano publicada en 2021. No obstante, su aplicación se ha visto opacada por la voluntad política e interpretación de las administraciones locales. Los últimos datos oficiales obtenidos en Ciudad Juárez corresponden al Censo de Población y Vivienda 2020 y al documento Radiografía socioeconómica de Ciudad Juárez 2021: Así comenzó 2022, elaborado por anualmente por el IMIP desde hace más de 20 años. 3 En ellos se identificaron 520 242 viviendas, de las cuales 449 452 se encuentran habitadas; es decir, 86.39% del total. Mientras que 56 379 se identificaron como deshabitadas y 14 411 de uso temporal. El abandono de las viviendas se debe a una serie de problemáticas multifac- toriales que incluyen la inseguridad, la migración y el empleo en el contexto local pero, sin duda, el costo y el pago por la vivienda también influyen como uno de los principales moti- vos de su abandono. Es posible advertir que la mayoría de las viviendas en la ciudad cuenta con los servicios básicos, siendo el mayor déficit el presentado en la disposición de gas natural, presente en 46.81% de las viviendas, mientras que el resto de los servicios básicos de energía eléctrica, dre- naje y agua entubada presenta porcentajes de 99.85%, 99.3% y 97.6%, respectivamente (IMIP, 2022). La principal problemática reside, entonces, en el tema de la dotación y cobertura del equipamiento, donde los asentamientos ubicados al poniente (en su mayoría irregulares) son quienes cuentan con mayores deficiencias en este sentido. Sin embargo, pudiera deberse al origen de los asentamientos. Resulta alarmante que esta situación puede reflejarse en los asentamientos formales construidos durante la década de 2010 en Ciudad Juárez, cuando la política pública abogaba por la transferencia de potencial urbano, una herramienta de planeación urbana incluida en el PDUS y en la normatividad federal y estatal y que es muy eficiente, al permitir a los desa- rrolladores que construyen en zonas consolidadas donar su “potencial urbano no utilizado” hacia zonas que lo requieren. Sin embargo, la herramienta no ha funcionado al 100% en la ciudad. En primer lugar, porque la interpretación de la política fue a criterio de la autoridad competente; y en segundo, porque ahora la ciudad cuenta con zonas habitacionales carentes de los porcentajes de donación para equipamiento. De igual forma, aunque la política pública del Plan de Desarrollo Urbano Sostenible se encamina hacia la “no dispersión” —es decir, hacia la restricción de la construcción y desa- rrollo hacia las zonas periurbanas—, restringir la oferta y demanda del suelo destinado a la vivienda ocasionó que los desarrolladores de vivienda optaran por la adquisición de predios dentro de la zona consolidada en la ciudad y que tiene un valor mayor, lo cual propició que el sector residencial medio tuviera mayor demanda, al ser la tipología de vivienda que podía ser ofertada de acuerdo con la ubicación y el valor del suelo. Lo anterior generó una serie de problemáticas que, aunque en la actualidad no son evi- dentes, a la larga lo serán, especialmente cuando se vea el crecimiento exponencial que tuvie- ron los asentamientos irregulares al norte y surponiente de la ciudad. A ello cabe añadir el
Desde principios de la década de 2000, Ciudad
Juárez ha tenido un
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