LA EXPERIMENTACIÓN EN LAS POLÍTICAS PÚBLICAS
para el desarrollo de la experimentación en las políticas públicas. Por un lado, el aumento del conocimiento respecto a este tipo de meto- dologías de los decisores públicos, de manera que puedan entender y comprender qué virtua- lidades ofrece, así como las dificultades para su desarrollo. Este conocimiento no tiene que ser necesariamente técnico, pero sí implica una comprensión amplia sobre lo que supone la experimentación. Por otro lado, cabe desta- car el importante papel del efecto acumulativo o demostrativo de «hacer» experimentación; es decir, la implantación de este tipo de meto- dologías es gradual, y en la medida en que se van acumulando experiencias referentes, tanto por parte de las Administraciones públicas como del resto de agentes implicados en este ámbito, ello contribuye a un mayor desarrollo e institucionalización de los procesos de experi- mentación. Aunque, sin duda, la experimentación exige incrementar el gasto de las políticas públicas, al incorporar un nuevo elemento en su diseño, implementación o evaluación 96 , el fin último es precisamente buscar la eficacia de las políticas y únicamente llevar a cabo aquellas con bue- nos resultados. Por lo tanto, a largo plazo esto supone un ahorro para la Administración, que obtiene evidencias para identificar qué po - líticas son una inversión eficaz y cuáles son ineficaces para lograr el resultado deseado. En definitiva, la experimentación en las polí- ticas públicas se encuentra en un momento de expansión, y cuenta con un rol cada vez más relevante en el diseño y evaluación de las políticas públicas a nivel internacional. En España se ha producido un incipiente desarro- llo en los últimos años, y cada vez se extiende un discurso más favorable al desarrollo de la experimentación que puede contribuir a dar un impulso definitivo a este tipo de metodolo- gías, a través de una mayor formación, sensi- bilización y aumento de las experiencias, que
incidan en el desarrollo de la cultura del dato y de la evaluación, así como a su institucionali- zación. 8.2. Recomendaciones para el impulso de la experimentación De manera global, este estudio muestra que hay espacio para incrementar el desarrollo de iniciativas de experimentación en políticas públicas en España, siguiendo la estela de lo que sucede en los países de nuestro entorno. Como se ha podido comprobar, el inicio de este proceso no está siendo fácil y, previsi- blemente, los primeros experimentos tendrán debilidades metodológicas, pero a medida que se vayan implantando en la lógica y el proceso de articulación de las políticas públicas de la Administración, serán más sencillos de imple- mentar e irán ganando en rigurosidad. En este sentido, el texto de ley de evaluación que en el momento de la publicación de este informe se está tramitando en el Congreso (proyecto de ley de institucionalización de la evaluación de políticas públicas en la Ad- ministración General del Estado) no resulta suficientemente claro ni ambicioso en esta materia, por lo que sería deseable aprovechar esta oportunidad y dar algunos pasos adicio- nales en esta dirección, como la concreción de los contenidos y alcance de las evaluaciones ex ante y ex post y el papel que en ellas puede jugar el desarrollo de experimentos, así como los equipos que las desarrollarán 97 . Asimismo, es fundamental que los organismos e instituciones públicas con responsabilidad en materia de evaluación de las políticas públicas, es decir, la AIReF (modificando su mandato) o la nueva Agencia de Evaluación, anunciada en este proyecto ley, como responsable de la coordinación y supervisión del sistema estatal de evaluación de políticas públicas, impulsen
96. Si bien, como se ha visto en apartados anteriores, el coste varía de manera significativa según el momento de la política pública, el alcance y la complejidad del experimento. 97. De la Fuente (2022) propone un análisis sobre la norma en el que se observan elementos adicionales de interés.
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