Experimentación en las políticas públicas

LA EXPERIMENTACIÓN EN LAS POLÍTICAS PÚBLICAS

Este modelo de investigación ha sido amplia- mente utilizado en los ensayos clínicos de tratamientos, utilizando un grupo de trata- miento y otro grupo de control al que se le suministra un placebo, y forma parte de las prácticas habituales de prueba de nuevos me- dicamentos, vacunas y tratamientos médicos. La realización de los RCT ha sido calificada como el «estándar de oro» de la experimen- tación social, y, como veremos a lo largo de este informe, suponen una importante innova- ción en el diseño y la realización de políticas públicas. Sin embargo, no siempre es posible alcanzar las condiciones necesarias para su correcto desarrollo, de manera que una parte importante de los experimentos tienden a su- plir o a mitigar las numerosas dificultades que ofrece el mundo real para aislar los efectos de las políticas públicas. El recurso a la experimentación en políticas públicas es un mecanismo idóneo para averi- guar, basándose en la evidencia, la efectividad de estas, aisladas de otros efectos. Permite, de esta manera, mejorar su impacto y también su diseño, aprender de las políticas públicas de- sarrolladas en otros contextos —aunque, como veremos, con limitaciones— y proporcionar a la ciudadanía un marco de acción público más eficaz, transparente y con mayor generación de valor a medio y largo plazo. También permi- te modificar o corregir programas y evaluar su continuidad y eficacia.

sis de la evolución en la experimentación en el mundo, el primer ámbito donde se desarro- llaron experimentos de manera sistemática fue la agricultura, con la prueba de diferentes métodos y variedades de cultivo. A través de centros de estudio y análisis, se ha ido generando la metodología específica para la puesta en marcha de experimentos en otras áreas. De esta manera, en los años sesenta y setenta del siglo XX, en Estados Unidos se desarrollaron algunos de los experimentos más notables, en áreas como el impuesto negativo sobre la renta, los seguros de salud y los programas de vivienda (Gueron, 2017). Así, en 1975, el Gobierno federal desarrolló un RCT de grandes proporciones para evaluar el rendimiento y la efectividad del programa de apoyo a las personas con problemas de in- serción laboral, que supuso el programa más amplio desarrollado hasta el momento. Los programas de experimentación lograron un notable impulso en los años noventa, par- ticularmente en el ámbito de la cooperación internacional para el desarrollo, con el Banco Mundial como principal impulsor. En 2003, los economistas Abhijit Vinayak Banerjee y Esther Duflo pusieron en marcha el Laboratorio de Acción contra la Pobreza (J-PAL) en el Ins- tituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), que desde ese momento se consolidó como un espacio de referencia en la elaboración de metodologías y técnicas de puesta en marcha de programas de experimentación social. En 2004, el Banco Mundial estableció el progra- ma de evaluación de impacto en desarrollo. A partir de ese momento, la experimentación en políticas públicas se extendió, particular- mente en el mundo anglosajón, a través de la puesta en marcha de la Unidad de Estudios Conductuales del Gobierno británico en 2010, la creación en 2011 de la red What Works Network y el lanzamiento en 2014 del Innova- tion Growth Lab (Laboratorio de innovación para el crecimiento). En 2016, los Gobiernos de Canadá y Finlandia establecieron la expe- rimentación pública como un objetivo políti- co, y en 2017, la Comisión Europea lanzó un

2.1.1. Orígenes históricos de la experimentación pública

El recurso a la experimentación pública no es nuevo. Desde la conformación de los Estados modernos y la puesta en marcha de las políti- cas públicas, los Gobiernos han desarrollado sus políticas a través de ensayos y modelos de prueba y error, pero no siempre apren- diendo de ellos y con resultados no siempre positivos.

Como se desarrollará de manera más detalla- da en el siguiente capítulo, dedicado al análi-

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