Administración electrónica y personas mayores

Mejoras en el acceso y uso de la Administración electrónica por parte de las personas mayores

extraordinaria en la última década y, especial- mente, en los últimos tres años en los que pa- rece que la situación de pandemia ocasionada por la C ovid-19 ha dado un impulso notable al uso de la Administración electrónica por parte de las personas mayores. A pesar de esta evolución, todavía existe un margen de mejora considerable. Se debe tener en cuenta que la interacción de las personas mayores con las administraciones públicas es aún escasa, dado que se limita a la obtención de información de los sitios web de las administra- ciones públicas y, en menor medida, a la descar- ga de formularios oficiales, así como su envío una vez cumplimentados, lo que contrasta con el resto de los grupos de edad considerados, pues estos interactúan en mayor medida. Algunas de las razones de esta situación son las siguientes: • La falta de competencias o habilidades digitales para realizar los trámites admi- nistrativos a través de internet de manera autónoma. • El no poseer los instrumentos necesarios para la realización de dichos trámites, tal y como es la firma o certificado electrónico o incluso haber tenido problemas con estas herramientas. • El desconocimiento que existe, en muchas ocasiones, sobre la oferta de los servicios digitalizados de las administraciones públi- cas. • La falta de confianza en el entorno digital y en los instrumentos novedosos, que están alejados de su control. • La falta de necesidad de realizar trámites con las administraciones públicas. Todos estos motivos, que limitan el uso de la Administración electrónica por parte de las per- sonas mayores, harán que dicha administración se convierta en una barrera que potencie, ade- más, el acceso desigual a los servicios públicos por parte del colectivo de las personas mayores. Asimismo, esto conculca sus derechos de ciu- dadanía y también puede generar problemas de convivencia social, mayor soledad y aislamiento

social, a lo que se ha de añadir el incremento de los hogares unipersonales habitados por perso- nas mayores de 65 años. En definitiva, el proceso de implantación de la Administración electrónica puede potenciar, en una sociedad polarizada por la brecha digital, el surgimiento de una nueva forma de exclusión social: la digital. El riesgo de exclusión social de carácter digital en el colectivo de las personas mayores ha potenciado en este sector de la población es- trategias propias para mejorar su relación con la Administración electrónica. Por el momen- to, según el análisis realizado, las personas mayores se apoyan en su red sociofamiliar para realizar trámites administrativos a través de internet. Así, se puede decir que existen dos tipos de personas mayores en relación con la actitud personal que muestran cuando interactúan con la Administración electrónica, independientemente de que se disponga de la ayuda efectiva de dicha red de apoyo so- cio-familiar. Por un lado, está el tipo pasivo o de dependencia deliberada, el cual se apoya constantemente en personas de confianza de su entorno más próximo para estas gestio- nes; y, por otro, está el tipo activo, que invierte esfuerzos y recursos propios para realizar los trámites administrativos a través de internet. Igualmente, se ha comprobado que las personas mayores han desarrollado técnicas de autofor- mación para utilizar internet y manejar los dispo- sitivos informáticos. Este conjunto de estrategias revela una peligrosa tendencia a la externalización de costes por parte de las administraciones pú- blicas, los cuales recaen sobre la ciudadanía; por lo tanto, las estrategias de adaptación de ciertos colectivos, como el de las personas mayores, están siendo asumidas en exclusiva por estas. Por tanto, a este colectivo se le estaría negando tanto el acceso como el uso de determinados servicios públicos a los que el resto de la ciudadanía tendría acceso sin problema alguno, convirtiéndolos en ciudadanía de segunda.

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