Los trabajadores españoles con menor nivel de estudios, por el contrario, tienen salarios relativos por debajo de la media de los países europeos de la ocde , debido a que su oferta es muy abundante y no son valorados, en términos de producti- vidad potencial, por las empresas. Las primas salariales nos indican, en España, una polari- zación importante de los ingresos salariales en función del nivel educativo, sólo superada por Alemania (aunque conviene matizar que en Alemania la proporción de trabajadores con nivel educati- vo bajo es reducidísima). Esta polarización a la que nos referimos se ha ido intensificando en los últimos años y, particularmente, durante la gran recesión. Las primas salariales equivalentes a las que aparecen en la figura 3.18 (página anterior), pero referidas al año 2007, fueron de 81 para estudios inferiores a secunda- ria superior y de 138 para estudios superiores, una distribución más comprimida. Este fuerte incremento de la polarización tiene obvias repercusiones negativas para los trabajadores con menor nivel de estudios pero supone, sin embargo, un incentivo para la mejora de la formación en el medio y largo plazo.
3.3. La utilización de las competencias en el puesto de trabajo y el desajuste educativo en España
Este apartado tiene como objetivo ex- plorar hasta qué punto el sistema pro- ductivo utiliza las competencias de los trabajadores más cualificados y, com - probar qué desajustes se producen en-
tre las cualificaciones y competencias de los trabajadores y, por otra parte, entre las cualificaciones y competencias empleadas en el puesto de trabajo. Nos centraremos, en primer lugar, en la «cola de la derecha» de los puestos de trabajo que requieren mayores competencias, siguiendo la definición propuesta por Eurostat («actividades in - tensivas en conocimiento»), cuyos datos comparativos aporta- mos en la figura 3.19 . Podemos ver, también en este caso, una clara correlación entre los valores del indicador y la posición de los países en el ranking de innovación, que estamos utilizando en este capítulo: los valores de Alemania y Francia son los más ele- vados, mientras que el de Rumanía es el más bajo y los de España e Italia son intermedios. La evolución de este indicador durante la gran recesión es esperanzadora para España: la destrucción de empleo incidió fuertemente sobre los puestos de trabajo que exigen menor cualificación y, a partir de 2014, ha ido creciendo la probabilidad de que los puestos de trabajo de reciente creación pertenezcan a actividades definidas como «intensivas en cono - cimiento». Esta evolución es mejor que la que encontramos en Italia (donde no se produce un incremento del indicador) o en Francia, Alemania o el conjunto de la Unión Europea, donde el in- cremento es muy reducido. En todo caso, es preciso advertir que el indicador, al estar definido en función de las cualificaciones
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