Estos componentes nutren las conexiones entre las personas en el trabajo a través de un clima de confianza y apoyo, y crea un sentido de pertenencia que fomenta la productividad, la efectividad financiera y altos niveles de satisfac- ción. Finalmente, el liderazgo espiritual tiene la capacidad de animar a los seguidores a orientar su trabajo en alineación con una visión trascen- dente compartida con un significado superior. ¿Cuáles componentes del liderazgo es- piritual practicas en tu entorno de trabajo o de estudio? Considera que este estilo no solo aplica para líderes que laboran en organizacio- nes: aplica para cualquier instancia que busca objetivos en común. Si eres estudiante y lide- ras equipos estudiantiles, qué mejor.
Hazte estas preguntas:
• ¿Cuáles de los cinco componentes ya practico en mi equipo? • ¿Qué valores son los que hoy están en mi día a día? • ¿Está mi forma de reaccionar sus- tentada en estos valores?
Me entusiasma que este momento en nuestras vidas nos brinda la oportunidad de sacar nuestra mejor versión, aprender de este nuevo estilo de liderar, e identificar y revalorar en nuestro entorno a estos líderes.
R A W L S Y D W O R K I N : A P U N T E S S O B R E J U S T I C I A S O C I A L 2
L
a idea de justicia social florece en el siglo XIX, en pleno auge del capita- lismo salvaje. Algunos teóricos la asocian al concepto aristotélico de justicia distributiva, vis-à-vis justicia conmutativa. El término es empleado en 1843 por el jesuita Luigi Taparelli
de compensación que permitan un equilibro social, y para hacerlo es menester una teorización moral. En ese contexto se inscriben las aportaciones de los filóso- fos estadounidenses John Rawls y Ronald Dworkin. Ambos buscan la elusiva conciliación de la libertad y la igualdad, y ambos procuran fijar las mojoneras éticas de la justicia social dentro del terreno del liberalismo. A partir del recurso del “velo de ignorancia”, que lleva al modelo de equidad que se preconizaría si nadie supiera cuál es su posición en la socie- dad, Rawls postula sus dos principios de justicia. El prime- ro es que cada persona tiene el mismo derecho al esquema más amplio de libertades compatible con un esquema similar para los demás. El segundo es que las desigualdades socia- les y económicas deben arreglarse de tal modo que el mayor beneficio sea para los miembros más desfavorecidos de la so- ciedad y que los cargos y posiciones públicas estén abiertos para todos en igualdad de oportunidades.
( Ensayo teórico del derecho natural apoyado en los hechos ), y retomado por los fabianos en Inglaterra. A la noción abs- tracta de justicia como el dar a cada quien lo suyo, producto del individualismo que desemboca en la premisa liberal de que todos los ciudadanos son iguales ante la ley, la tesis de justicia social antepone la realidad de la desigualdad. La he- terogeneidad humana implica desigualdad, y en el marco de una sociedad libre una minoría de individuos acumula todo tipo de riqueza mientras que una mayoría queda marginada. Si esa libertad ha de mantenerse es preciso crear sistemas
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