El uso de la economía del comportamiento en las empresas españolas
cuando racionalmente deberíamos escoger la opción segura 1 . El segundo de los ejemplos es el conocido como “sesgo del presente”, por el que tendemos a primar el corto plazo a costa de mejores resultados para nuestro futuro. Tener en cuenta esta preferencia por el corto plazo ha ayudado a diseñar políticas públicas, como el plan Save More Tomorrow 2 , que ha mejorado la aportación a planes de pensiones comprometiendo aumentos salariales futuros (en lugar de comprometiendo el consumo actual). Como se ha visto en estos ejemplos, la experimentación es central en este campo: dado que nuestro comportamiento está determinado por los elementos del entorno, nuestro estado de ánimo o la forma en la que se nos presentan las alternativas, es necesario determinar de manera empírica cómo actuamos y elegimos en realidad. Por tanto, en la investigación y la aplicación de la economía del comportamiento existen dos elementos cruciales: la generación de hipótesis realistas de las motivaciones de las personas a partir del entendimiento de los factores cognitivos y el testeo, ya sea en entornos reales (idealmente) o en espacios controlados, para poder validar o descartar dichas hipótesis. En la última década, esta disciplina ha salido de la academia, y finalmente ha logrado empezar a tener importancia en la esfera pública y en la generación de políticas. El primer país en utilizarla para el diseño de políticas públicas fue Reino Unido, cuyo gobierno creó en 2010 el Behavioural Insights Team (BIT), organismo cuya función es proveer de una perspectiva conductual al desarrollo de políticas en diferentes ámbitos. A partir de 2014, el BIT fue externalizado, y después extendió su actuación a otras geografías, como Francia o Singapur (OECD, 2017).
Otros países han desarrollado de manera independiente organismos con la misma finalidad. En 2015 se creó en Estados Unidos el Social and Behavioural Sciences Team (SBST). Este equipo, parte del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (NSTC, por sus siglas en inglés), tenía como finalidad desarrollar una cultura de evaluación y experimentación en la política norteamericana. Entre otros ejemplos de países que actualmente tienen unidades dedicadas a la aplicación de la economía conductual, se encuentran Dinamarca, Holanda, Alemania, Australia o Perú. Distintas entidades supranacionales también han establecido equipos dedicados a la aplicación de la economía del comportamiento. Entre ellas se encuentran la ONU (UN Behavioural Science Group), el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea (Foresight, Behavioural Insights and Design for Public Policy), el Banco Mundial (Unidad de Integración de Mente, Comportamiento
y Desarrollo), el Banco Interamericano de Desarrollo (Grupo de Economía del Comportamiento) o la OCDE (BIT).
1 La teoría económica clásica se fundamenta en las matemáticas y en el valor esperado. En este ejemplo, la pérdida esperada de la opción con incertidumbre es de tres mil doscientos euros, mientras que la opción segura resulta en una pérdida de tres mil euros. Comparando ambos valores, un individuo racional debería elegir la pérdida segura. En el experimento de Kahneman y Tversky (1979), el 92 % de la muestra eligió la opción contraria y decidió apostar. Para poner en contexto las cantidades, en el estudio los valores se corresponden con dólares israelitas. 2 http://www.shlomobenartzi.com/save-more-tomorrow
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