El desarrollo de nuevas tecnologías, la ecoinnovación, el ecodiseño, y el acoplamiento de nuevos modelos de negocio y de comportamiento comunitario, son aspectos nucleares de las fases iniciales de esta transición
Una de las claves de la hoja de ruta es definir esquemas de gobernanza multinivel y multisectorial , contemplando procesos participativos que involucren a los actores estratégicos en los distintos niveles, a fin de poder definir estrategias y acciones ambiciosas y concertadas que puedan ser implementadas de manera más eficaz. La participación y la cooperación social a través de esquemas avanzados de gobernanza pueden ejercer un efecto catalizador en los procesos de circularidad. En particular, la armonización de iniciativas ciudadanas auto-organizadas, y la coordinación de las actividades de los sectores informales pueden jugar un papel relevante de impulso y promoción. En todo caso, la puesta en marcha de una verdadera hoja de ruta para la Economía Circular a nivel nacional pasa indefectiblemente por un planteamiento estratégico que involucre de forma proactiva a las ciudades y la ciudadanía , dando un énfasis especial al rol de las ciudades para aprovechar las capacidades transformadoras y las potencialidades emergentes de los complejos socio-ecosistemas urbanos. Aquí, una vez más, los ciudadanos-consumidores, cuyas decisiones de compra de productos y sus hábitos de comportamiento son decisivos, tienen que asumir una mayor responsabilidad para acelerar la transición hacia una Economía Circular, tomando conciencia de su enorme fuerza para cambiar los estilos de vida, catalizar las transiciones y defender el bienestar sostenible a largo plazo.
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26 La hoja de ruta deberá ser capaz de responder a los principales retos: - Políticas. Desarrollo y armonización de legislaciones y normativas a nivel nacional y regional, acor- des con las principales líneas estratégicas de la legislación europea, que puedan incluir temas claves como las compras “verdes”, tanto públicas como privadas. - Fiscalidad. Reforma y definición de impuestos e incentivos combinados para la reducción de in- sumos (materiales y energía) y emisiones, incentivando también patrones virtuosos en la fase de producción y de consumo, considerando también el rol de administraciones públicas no estatales/ regionales, como las ciudades, así como el potencial en la creación de nuevos empleos. - Formación. Definir estrategias a largo plazo, como la introducción en todos los grados escolares de elementos educativos para el consumo responsable; y a corto plazo, como sistemas/incentivos para la formación profesional continua, públicos o privados, el soporte a la creación de nuevos modelos de negocio, y el desarrollo y la utilización de nuevas tecnologías.
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