En el ámbito urbano, como se recoge en la Estrategia local de Economía Circular para ciudades y regiones, auspiciada por la FEMP, un alto sentido de corresponsabilidad socioeconómica y ambiental para seguir impulsando iniciativas emblemáticas sobre los ciclos técnicos de materiales (especialmente en el ámbito de la gestión de residuos, el reciclaje, el cambio del modelo de negocios y, en general, sobre la prestación de servicios a la ciudadanía) son esenciales en las fases iniciales de la transición. Las actuaciones de las Administraciones Públicas que se vienen orientando en favor de las adquisiciones sostenibles, se están posicionando como una clara prioridad política. La contratación pública , que representa una gran parte del PIB, se ha convertido en una significativa fuerza motriz de la Economía Circular y la innovación, donde las autoridades públicas pueden usar su poder adquisitivo para apostar por bienes, servicios y obras respetuosas con el medio ambiente. En esta línea, y con el antecedente de la compra pública ecológica o sostenible, la ahora denominada “compra circular”, a través de planes de contratación pública, aporta iniciativas públicas innovadoras que comportan orientaciones de liderazgo y colaboración entre Administraciones, que, a su vez, favorecen el desarrollo de tecnologías, productos y servicios innovadores circulares. En forma similar, la incorporación de criterios de valoración de Economía Circular en los pliegos y programas de ayudas públicas, préstamos y líneas de crédito, generan fuerzas impulsoras con amplio efecto demostrativo. En este sentido, es muy destacable que el marco de seguimiento de la Economía Circular establecido por la Comisión Europea incluya específicamente el indicador (en desarrollo) de “Contratación pública ecológica”. Aunque indudablemente, en la hoja de ruta, la prioridad estratégica debe estar centrada en el ciclo recursos-residuos . Por un lado, para cerrar los ciclos económicos, el tratamiento en la fase final de los residuos es una de las claves de una Economía Circular, que adquiere, además, un “nivel crítico” en las primeras etapas de la transición, dada la problemática y divergencias existentes en España en esta materia en cuanto a información fiable disponible. Y, por otro lado, también hay que señalar, que la circularidad puede presentar cuellos de botella para superar la dependencia de recursos naturales críticos, o de las materias primas fundamentales , que dependen, en gran medida de las importaciones, lo que pone de manifiesto la necesidad de garantizar un acceso seguro, y diversificar el suministro. La mitigación del cambio climático mediante la transformación del modelo energético con energías renovables, una movilidad más sostenible mediante el vehículo eléctrico, y todas las nuevas tecnologías informáticas y de comunicaciones de la presente revolución tecnológica, dependen, en buena medida, de la disponibilidad de materiales, pero, especialmente, de materiales
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