críticos escasos, haciendo evidente que la transición ecológica del sistema económico debe ser tanto energética, como de materiales, y desarrollarse por tanto de forma simultánea. Además, las medidas para lograr los objetivos de eficiencia material mediante procesos de circularidad tienen que ofrecer sinergias y complementariedades con otros fines ambientales estratégicos contemplados en otras hojas de ruta específicas. A este respecto, cabe señalar especialmente los objetivos de clima y energía , que deben reforzase mutuamente a nivel nacional, teniendo en cuenta la alta dependencia energética y la vulnerabilidad climática de España. En consecuencia, es fundamental adoptar un enfoque integrador para poner en marcha la Estrategia Española de Economía Circular conjuntamente con otras políticas, pero especialmente con la Estrategia de Transición Energética y Cambio Climático, que actualmente se están ultimando en España. Al tiempo, la potencialidad de integrar la Estrategia Española de Bioeconomía constituye una pieza clave de la circularidad de los sectores agroalimentarios que, a su vez, es determinante en la consecución del imprescindible y frecuentemente postergado objetivo de desarrollo rural sostenible . La Estrategia Española de Bioeconomía proyectada a 2030 ofrece grandes oportunidades para la Economía Circular y el cierre de los ciclos biológicos,
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