Como se puede constatar, la tasa media acumulativa para el total del periodo analizado (2000-2017) en España es negativa, por lo que se puede inferir que, efectivamente, ese consumo material interior se ha visto reducido de manera importante, como ya se había adelantado en el anterior informe. Siendo lo más destacable e ilustrativo la caída registrada en el consumo en el periodo 2008- 2012, con una tasa media acumulativa de -12,63% para España, lo que da cuenta del importante efecto que la crisis tuvo sobre las dinámicas de consumo material interior, y lo que explica los buenos resultados del indicador de productividad que se recogieron en el informe anterior (COTEC, 2017). Pero después del año 2012, la evolución favorable que se había registrado en la reducción del consumo material interior en España se detiene: el decremento en el periodo 2012-2017 registra una tasa media acumulativa del -0,24%, muy superior a la que se había registrado en el periodo anterior (-12,63%). Esto, de nuevo, invita a tomar los datos con cautela, ya que la reducción en el consumo material interior no se produce de manera constante a lo largo del periodo. De hecho, aunque lo hace a un ritmo muy paulatino, el consumo material interior se recupera en el periodo 2012-2017. No hay que olvidar, tampoco, que esos leves incrementos (flujo) en el consumo material se realizan sobre niveles históricamente muy elevados (stock) por lo que, aunque ligeros en términos relativos, en términos absolutos el acumulado de consumo material interior sigue siendo desmedido. La Unión Europea, que partía de unos niveles de consumo material interior menos elevados, muestra una disminución menos acentuada de sus tasas de consumo material interior. No obstante, recupera los valores positivos de consumo material interior para el periodo 2012-2017 por lo que, ni si quiera, muestra un decremento relativo significativo para el periodo analizado. La situación actual se presenta, entonces, como una situación que merece ser aprovechada: se parte de unos niveles de consumo material interior relativo menores, por lo que se debería tratar de continuar en esta senda, teniendo en cuenta dos consideraciones: por una parte, procurando que el descenso en las necesidades materiales de España sea constante, para conseguir mantener esa disminución relativa y, por otra, que ese descenso sea continuo y se desvincule de la evolución del PIB, para conseguir una reducción absoluta efectiva 22 .
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22 En cualquier caso, es preciso tomar esta afirmación con cautela: la disminución absoluta en las necesidades materiales de España no ha de conseguirse en base a otros territorios, sino conjun- tamente. A medida que los procesos productivos más contaminantes e intensivos en el uso de materiales se trasladan fuera de las fronteras de la Unión, podría parecer que nuestras necesida- des materiales son menores. Aunque en realidad, las necesidades materiales continúan siendo las mismas, con la diferencia de que los procesos contaminantes e intensivos en materiales continúan existiendo y llevándose a cabo, pero alejados de nuestros territorios. Esta sería una segunda “ilu- sión” de la que es preciso advertirse.
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