360 UDEM No.3- El Gran Confinamiento

“NO, YO NO TENGO QUE DEMOSTRARLE A NAD I E QUE ESTUVE AQU Í ”

y qué querían lograr con esta imagen en la que se es- taban preparando para posar. Más adelante en la fila había una familia de Buenos Aires, aunque el padre decidió no formarse. Conforme nos acercábamos al codiciado spot , una de sus hijas le preguntó si estaba seguro de que no quería la foto, a lo que respondió con su marcado acento argentino: “No, yo no tengo que demostrarle a nadie que estuve aquí”. Esta es la gran diferencia que existe entre la gene- ración que creció con cámaras fotográficas de rollo, y la que creció con redes sociales y su implícita necesi- dad de mostrarse ante los seguidores en lugares cada

vez más apantallantes. Para aquellos que abrieron su perfil de Facebook cuando tenían entre 40 y 50 años, la fotografía en un lugar tan especial como Machu Picchu tenía la función de recordar un buen momento (y no tenía que subirse a ninguna social media ); para los centennials, la foto y su post en Instagram es un acto obligatorio. No se concibe estar o visitar un lu- gar sin comunicárselo a sus seguidores. La fotografía que antes podría quedarse enmarcada en casa de tus padres por años, ahora es vista por miles de usuarios a quienes no conoces ni reconoces. Bienvenidos al mundo de los influencers .

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