de tiempo, especialmente aquellos que no pueden articular. Pueden preguntar acerca de la muerte un minuto, luego jugar felizmente el siguiente. Los padres y las personas encargadas de cuidarlos deben darse cuenta que períodos de juego no significan que el niño ha aceptado la pérdida, pero son expresiones de esa pérdida o descansos de sus sentimientos. Edades de siete a doce años Los niños entre los siete y los 12 años están primordialmente orientados a la familia, aunque empiezan a relacionarse y a ganar identidad de sus compañeros. El juego continúa siendo una manera de auto-expresión, aunque los niños de esta edad se expresan muy bien verbalmente, especialmente sentimientos como rabia, dicha y tristeza. Empiezan a entender mejor conceptos abstractos tales como verdad, tiempo, espacio y muerte, aunque el pensamiento mágico aún desempeña un papel. Alrededor de los siete u ocho años, los niños atribuyen vida más a los movimientos en la naturaleza y no tanto a los objetos inanimados como los juguetes. Una nube está viva cuando viaja por el cielo. El agua está viva cuando borbotea y fluye en un arroyo. Los niños de siete u ocho años frecuentemente se vuelven temerosos a la muerte porque se dan cuenta por primera vez que es real. No importa quien muera, pueden sentirse devastados al pensar que pueden perder a uno de sus padres. Obviamente, la muerte de uno de los padres, es extremadamente traumática a esta edad. Algunas de sus
preguntas pueden aludir a miedos hacia su propia muerte. La muerte parece ser un asaltante que se roba la vida. Aunque con capacidad de entender la irrevocabilidad de la muerte, muchos de
Los niños de siete a doce años empiezan a entender la realidad de la muerte.
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