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Bebés y niños de dos a tres años Los bebés pueden sentir cuando algo no anda bien después de la muerte de la persona que se encargaba principalmente de su cuidado. Aunque una muerte en la familia puede afectar a un bebé, la ausencia de la madre causa una reacción biológica clara. Resulta muy útil para el bebé si otra persona asume la responsabilidad primordial de su cuidado rápidamente. Sin embargo, pasar su cuidado de una persona a otra, puede causar ansiedad debido a la fluctuación e inconsistencia y no es recomendable. Los bebés mayores pueden empezar a darse cuenta que están separados de sus padres o de las personas que solían cuidarlos, y esa separación puede asustarlos. Pueden expresar su dolor por la pérdida de una relación a través de rabia, llanto, búsqueda del ser

querido, pérdida del apetito y finalmente resignándose en silencio. Un niño de dos años puede sentir dolor y ansiedad en su medio ambiente y va a necesitar ser acariciado y cargado con frecuencia para tranquilizarlo.

Los bebés y niños entre 2 y 3 años pueden sentir la ausencia de la persona encargada de su cuidado.

Debido a que no puede comprender qué es la muerte, las explicaciones de ésta y su significado no tienen sentido. Lo que uno le hace es mucho más importante que lo uno le dice a un niño tan pequeño. Generalmente, un bebé o un niño muy pequeño que pasa por una pérdida de un ser querido necesita grandes dosis de cuidado con ternura y cariño: que lo carguen, mimen y acaricien. Un niño tan pequeño sólo puede experimentar la presencia o ausencia de otra persona. Cuando un bebé o un niño muy pequeño pierde a un ser querido que no es la persona encargada principalmente de su cuidado, como un hermano o hermana, un tío o un compañero de juegos, el niño notará que

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