poner en jaque a las ciudades. Funcionarios de ciudades que han experimentado este tipo de eventos destacan impactos tan diversos que van desde la explosión de la violencia, pasando por la interrupción de energía hasta las crisis alimentarias. Por otra parte, una sociedad con un fuerte sentido de comunidad está mejor preparada para enfrentar los impactos agudos que, hasta cierto punto, están fuera de su ámbito de control inmediato. Pensemos, por ejemplo, en las ciudades que están expuestas a terremotos. En la medida que están más cohesionadas —donde predo- mine el “estamos juntas en esto” por encima del “sálvese quien pueda”— serán más resilientes para enfrentar este tipo de impactos. Las redes de comunicación, colabora- ción y solidaridad son elementos que les permiten estar mejor preparadas para enfrentar los impactos agudos a los que están expuestas. Vivimos en un mundo en el cual las amenazas a las que nos enfrentamos cada vez son más abarcadoras: atra- viesan a todas las dimensiones, se extienden por todos
los territorios, sus efectos perduran a través del tiempo. Por eso necesitamos volvernos más resilientes: capaces de resolver las tensiones crónicas, de evitar los impactos agudos producto de la acumulación de desigualdades y de estar mejor preparados para los desafíos para los cuales están expuestas nuestras ciudades. Para esto, dependemos de la colaboración: de construir una nueva forma de vivir en común, con todas las diversidades y sin desigualdades. Por todo esto, la agenda de resiliencia converge con la reivindicación, cada vez más transversal, de que es necesaria la construcción de una nueva generación de pactos sociales: nuevos marcos de convivencia para una gobernanza urbana que propicie una mejor cohesión social pueden apalancar la construcción de ciudades más resilientes. Aunque todavía se puede insistir en buscar soluciones individuales y acciones aisladas, cada vez es más evidente que, frente a la crisis expan- siva, al fin y al cabo, nadie se salva solo. La única vía es en conjunto, más unidas, más iguales, más diversos y, por lo tanto, más resilientes.
Referencias
Arup (2015). City Resilience Framework. Cepal (2018). La ineficiencia de la desigualdad.
Cepal (2014). Pactos para la igualdad: Hacia un futuro sostenible. Corporación Latinobarómetro (2021). Informe 2021. Adiós a Macondo. Oddone, N., Quiroga Barrera Oro, M., Sartori de Almeida Prado, H. y Williner, A. (2016). Pactos territoriales en la construcción de regiones transfronterizas: por una mayor integración a múltiples niveles. Red de Ciudades Resilientes (2019). Social Cohesion. A practitioner’s guide to measurement challenges and opportunities. Red de Ciudades Resilientes (2018). Racial Equity. Resilient Cities at the Forefront. A practitioner’s guide to action. Red de Ciudades Resilientes y Mercociudades (2022). Escuela de Resiliencia de Mercociudades. Material pedagógico. Rodin, J. (2014). The Resilience Dividend: Being strong in a world where things go wrong. Martínez Franzoni, J. y Sánchez Ancochea, D. (2020). Pactos sociales al servicio del bienestar en América Latina y el Caribe. ¿Qué son y qué papel tienen en tiempos de crisis?
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