Revista Vivienda Infonavit Año 6 No 2 (Diciembre 2022)

Ahora bien, estas características son las que jurídicamente deben garantizarse de manera ineludible para las personas traba- jadoras de nuestro país, ya que, por razones históricas, el otorga- miento de crédito para la obtención de una vivienda se encuentra ligado al derecho laboral, de tal suerte que cuando tenemos una relación formal de trabajo, existe un descuento en nuestro sala- rio que está destinado a acumular fondos para la obtención de créditos de vivienda. De hecho, la Ley Federal del Trabajo, en su artículo 2, incluye desde 2012 el concepto de trabajo digno o decente, como aquel que tiene como característica el respeto de la dignidad humana de la persona trabajadora, no solo porque su salario sea remu- nerador, sino porque además de las prohibiciones de discrimi- nación, posibilita que tenga acceso a la seguridad social, por lo que le permite acceder a la obtención de créditos de vivienda que tenga la característica de digna (Congreso de la Unión, 2012). En tal sentido, las características referidas como esenciales para considerar a una vivienda adecuada o digna se encuen- tran relacionadas con las relativas al Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, pues estas deberán ser las que contenga una vivienda que se otorgue a un trabajador a través de su respectivo crédito. Por lo que, a la luz de los documentos jurídicos, es importante resaltar que una vivienda con características dignas por su pro- pia naturaleza y características descritas contribuye a formar y potenciar ciudades resilientes. Abonando al argumento principal de este breve ensayo, se puede apreciar que el primer elemento de materialización lo constituye la certeza de la tenencia de la propiedad. Es decir, que la vivienda que se considera como digna debe garantizar que no existan confusiones respecto de la tenencia o propiedad de la vivienda que se habitará. Esto resulta importante, ya que en nuestro país existen distintos tipos de tenencia que han provo- cado disparidades y confusiones en las personas que no pueden acceder a propiedades privadas costosas, o la imposibilidad de acceder a la tenencia de propiedades ejidales o comunales. En tal sentido, reconstruir lo propio es más factible que intentar recuperar aquello de lo que no tenemos certeza si nos pertenece. Ahora, si pensamos en este primer criterio de materialización en relación con la idea de resiliencia de la ciudad, el sentido de pertenencia de un espacio propio provoca que las personas no solo lo cuiden, sino que además lo mejoren y prevean adaptarlo no solo a sus necesidades, sino a las propias de las ciudades; de acuerdo, desde luego, con sus ingresos que, como se vio antes, el concepto de trabajo decente lo contempla, así como los princi- pios de materialización de derechos del Pacto Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales.

Respecto del segundo criterio: disponibilidad de servicios materiales, facilidades e infraestructura para garantizar salud , es notable que se contemple que los materiales con los que la vivienda esté construida propicien las condiciones salubres mínimas para la existencia digna, en el sentido de que, en caso de emergencias o desafíos a los que enfrente la ciudad, las viviendas con infraes- tructura que propician la salud permitirán una mayor posibilidad de reutilización y restau- ración ante cualquier catástrofe. De hecho, el siguiente elemento contemplado para consi- derar a una vivienda como adecuada incluye el acceso al agua potable, energía, calefacción, alum- brado, instalaciones sanitarias y de aseo, así como el almacenamiento de alimentos, eliminación de desechos y drenaje ; elementos que potencian el cuidado de la salud y que coadyuvan a elevar la calidad de vida de los habitantes de la vivienda. Un factor relacionado con la posibilidad de que la vivienda pueda hacer frente a catástrofes constituye, sin duda, el costo de mantenimiento soportable , pues una vivienda que, en relación con los ingresos de sus habitantes, permita su rápida reparación o mantenimiento, contribuirá a la resiliencia de la ciudad. El último criterio de materialización del derecho a la vivienda, la habitabilidad, está relacionada directamente con el concepto de resiliencia pues, como lo vimos, implica que la vivienda debe proteger a sus habitantes de las inclemencias del clima, las amenazas de salud, los riesgos estructurales, los vectores de enfermedad y la seguridad física. Por tanto, una vivienda con estas características con- templará un diseño y ubicación que la prepare para enfrentar los desafíos naturales, además de los sociales y económicos, pues este último criterio también señala la necesidad de que la ubicación se encuentre en lugares que permitan el acceso a opciones de empleo, atención de la salud, escuelas y parques.

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