como el papel de la tecnología en el aula, las potencialidades de incorporar el conocimiento «profano» del estudiante a los procesos educativos, las fortalezas y debilidades de procesos de innovación que en ocasiones tienen poca carga teórica, epistemológica o poco fundamento empírico detrás, el papel que está jugando la experimentación en la práctica educativa y cómo existe un discurso neoliberal en torno al concepto de innovación o de disrupción que está extendiéndose por los centros sobre todo ligado a incorporar más tecnología a las aulas, o cómo detrás de todos estos discursos puede haber prácticas ocultas de gobernanza de los centros por parte de administraciones y empresas multinacionales. ¿Quién está decidiendo cómo debe innovar o ser disruptivo el profesorado? Por eso en este texto, sin profundizar demasiado, nos planteamos si el camino de la disrupción debe venir a través de la extrema individualización del sujeto docente que es el que innova (porque puede, porque sabe, porque tiene los recursos) o desde otras perspectivas más colaborativas ligadas a principios contrahegemónicos, de naturaleza creativa o de conformación de una ciudadanía más crítica.
Nómadas del conocimiento, universos transmedia y mitos griegos
Actualmente vivimos en una sociedad de «saberes compartidos» (Martín- Barbero, 2012) que parece haber cambiado los modos de circulación del saber en torno a tres ejes: la pérdida de centralidad en procesos formativos de los libros y la escuela; la des-localización/des-temporalización de las prácticas educativas (Burbules, 2014) que ha transformado los lugares y los tiempos donde reside el conocimiento (UNESCO, 2012); y la disgregación y diseminación de los saberes que ha roto con las fronteras de lo formal, lo informal y lo no formal que solían regir, recuperando así las experiencias educativas de corte social y la experimentación (Downes, 2015). Hoy en día las condiciones de aprendizaje son cambiantes, fragmentadas y en ocasiones también confusas (Díaz y Freire, 2012; Enguita, 2013; Race y Makri, 2016), algo que nos lleva a tener que revisar constantemente lo aprendido (Bingham y Conner, 2015), así como también plantearnos el tener que desaprender (Echeverría De la Iglesia, 2015; Reig, 2012) para gestionar nuestros «desconocimientos» (Innerarity, 2011). En este contexto, son distintos los conceptos que han surgido para tratar de explicar la nueva realidad. Algunos autores utilizan el concepto de «educación
Nómadas del conocimiento en contextos pedagógicos emergentes Fundación COTEC para la Innovación (#PIA2017)
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