Anuario de Informe Cotec 2021

ANUARIO COTEC 2021

CAP I

UN AÑO PARA INNOVAR: ECONOMÍA

P 150

El 11 de marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud calificó de pandemia la Covid-19. Ese día ocho personas murieron en España por la enfermedad y el número creció sin parar hasta los 950 fallecidos en la jornada del 3 de abril. Los hospitales se vieron desbordados y la ocupación de las UCI, solo en Madrid, pasó del 14% al 109% en sólo 10 días. Se sabía poco sobre el virus, tan solo que era muy contagioso, que era muy letal y que faltaba de todo para hacerle frente: espacio, camas, personal y equipos, muy en particular, respiradores para los enfermos más graves.

Primero, A.I.RE apoyó al Ministerio de Industria en su iniciativa de producir más respiradores comerciales homologados en España. Esto finalmente se logró gracias al esfuerzo de ingeniería del fabricante Hersill, que incrementó su producción de 10 ventiladores portátiles semanales a 200 diarios. Segundo, lograr una óptima utilización de los respiradores ya existentes. Por un lado, se produjo una pieza, mediante impresión 3D, que permitió conectar a más de un paciente a cada máquina. También se comprobó la idoneidad de los ventiladores para apnea del sueño en pacientes menos graves. Tercero, diseñar, producir y certificar dispositivos de bajo coste y código abierto, con piezas alternativas a las de los equipos comerciales, para suplir una posible falta de respiradores homologados. Se probaron siete prototipos, casi todos ellos validados. El precio medio se situó en 2.000 euros, frente a los 15.000 a 36.000 de los equipos comerciales. “Fue determinante el papel de la Agencia Española del Medicamento y de Productos Sanitarios”, señala Barrero, y precisa: “Vista la gravedad de la situación y a propuesta de A.I.RE, la Agencia abrió una ventana de excepción en la inspección regulatoria que facilitó y aceleró la verificación de los equipos”.

“El 13 de marzo se planteó que uno de los cuellos de botella con los que podía toparse la sanidad pública era la falta de respiradores”, comenta Jorge Barrero, director general de la Fundación Cotec. Por ello, ese mismo día incluyó en un grupo de WhatsApp a David Cuartielles y César García, que pertenecen a la red de expertos Los 100 de Cotec, y al ingeniero biomédico Andreu Climent, y les preguntó si sería posible “diseñar respiradores de bajo coste y código abierto para tener una alternativa, si se agotaran los dispositivos comerciales”. En pocas horas se formó un grupo de ingenieros, médicos y expertos en diversas especialidades que debatían la cuestión. Esa misma noche se planteó el reto través de un tuit, que tuvo dos millones de visualizaciones. Para facilitar el intercambio de ideas se creó el foro Ayuda Innovadora a la Respiración (A.I.RE), que propiciaba el debate de ideas y, además, permitía diluir un protagonismo que Cotec no buscaba. Como resultado se formaron hasta 80 grupos de trabajo. En ellos se produjo la Transferencia Inversa de Conocimiento, en la que el ciclo academia-empresa-ciudadano fluye en sentido contrario, partiendo de los particulares. Finalmente, de A.I.RE surgió una triple estrategia:

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