ANUARIO COTEC 2021
UN AÑO PARA INNOVAR: SOCIEDAD
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Cuando la pandemia obligó a imponer restricciones a las concentraciones de personas, uno de los sectores más afectados fue el de la cultura y, de manera más dramática, el de los espectáculos en vivo. El temor a los contagios masivos dio al traste con buena parte de la programación cultural, y muchas iniciativas tuvieron que adaptarse a los escenarios digitales para poder seguir en activo, incluido el evento musical con mayor proyección internacional de nuestro país.
El año pasado, los organizadores del Sónar, el festival barcelonés de referencia en música electrónica y experimental y en cultura digital, cancelaron la edición de verano. Y tampoco habrá Sónar en 2021. “Es un parón que nos obliga a repensar cómo mantener el contacto con nuestras audiencias y a construir un relato viable”, afirma Ricard Robles, fundador del festival en 1994. Sonar+D, surgido en 2013 como un laboratorio de ideas asociado al festival, resultó ser el formato ideal para aplicar una fórmula híbrida que fuera más allá del streaming. “Planteamos a los artistas la posibilidad de crear, con libertad total, proyectos que tuvieran un componente digital, desde la producción hasta la forma de consumirlos, pero que no fueran meras performances retransmitidas por internet”, señala Robles. La organización encargó a los músicos la creación de cápsulas o formatos cortos con los que pudieran experimentar. La sala Ideal de Barcelona se transformó en un escenario inmersivo con proyecciones en paredes y suelo de imágenes que artistas visuales como Alba G. Corral o Desilence iban generando en tiempo real durante las actuaciones de Carles Viarnès o del DJ John Talabot. “Vamos a explorar cómo
trasladar la experiencia inmersiva al salón de casa con proyectores de 360º, y la siguiente fase será la realidad virtual”, anticipa Robles. Para los debates y conferencias se distanciaron de la estética de videoconferencia. “Concebimos el formato como una retransmisión televisiva continua”, señala Antonia Folguera, comisaria de Sonar+D. “Cada participante en remoto tenía un avatar sobre el escenario, para crear la sensación de una gala”, añade Robles. Este formato híbrido, que incorpora nuevas audiencias y reduce drásticamente la generación de residuos, vuelve en otoño a Barcelona con más público y más actuaciones. Al mismo tiempo, de la mano de Sónar se celebra el festival AI and Music, un proyecto de la UE centrado en aplicaciones de inteligencia artificial (IA) para la música en directo. Según Folguera, “la IA va a definir cómo será la música del futuro: afectará no solo al sonido —permite generar timbres y ritmos nuevos—, sino también a la creación de instrumentos”. Y ello, dice, “dará lugar a nuevas maneras de interpretar que llevarán a la música a sitios totalmente novedosos distintos a los ya conocidos”.
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