ANUARIO COTEC 2021
CAP II
LA CONVERSACIÓN
P 195
“veinticinco tíos fortachones, con sus máscaras, sus trajes, sus cascos y sus mangueras”. “La primera planta está ardiendo, pero yo vivo en una de las más altas y lo veo todo desde la distancia. Veo como unos y otros deliberan sobre la estrategia más adecuada y nadie apaga el fuego. Los de abajo ya han perdido su casa, pero yo, arriba, en la planta 16, soy una privilegiada que puedo evaluar la situación con perspectiva. Nadie hace nada. Todos hablan sin parar mientras la primera planta arde y es cuestión de tiempo que se queme el edificio entero. Todos siguen teorizando mientras el fuego se expande. Los de la primera planta, ya muy dañados, representan a los países del Sur global. Me parece una analogía perfecta de lo que pasa con el Planeta”, dice. Manuela se desespera en su silla: “Nos dicen que somos una generación que lo queremos todo de inmediato, y es cierto, pero no es un: ‘Camarero, atiéndame, que tengo prisa’. No, no, es que tengo prisa porque ¡se me está quemando un trozo de Australia!”, alega. La presidenta de Cotec, Cristina Garmendia, conoce esa impaciencia y sabe de qué hablan los jóvenes cuando cuentan las batallitas domésticas con sus padres. Ella también las ha tenido en su casa. “Nunca voy a olvidar el día que mi hija pequeña, siendo todavía muy pequeña, me cerró el grifo mientras me estaba lavando los dientes. Llegó por detrás y ¡boom!, ¡me quitó el agua! Para mí fue un gesto decisivo, un antes y un después, porque los hijos conciencian a los padres”. Pati batalla con sus padres porque, en su opinión, tiran de la cadena del váter en exceso; Manuela, con su madre, para poder llevar una alimentación estrictamente vegana; Koro, con su padre —Juan López de Uralde, conocido activista y político medioambiental—, porque, dice: “Su generación ha intentado cambiar las cosas desde las instituciones, pero en ningún momento se ha planteado cambiar de hábitos, por ejemplo, dejar de comer carne o de comprar en determinados sitios”.
Rodrigo es el más optimista. Su experiencia es muy valiosa: ha convencido a los vecinos más mayores de un pueblo de Valladolid de la inminencia de la crisis climática y de que hay que actuar con urgencia. “Es gente mayor, parece que de mente un poco cerrada, pero están muy concienciados del cambio climático, porque trabajan y viven de la tierra, y notan cada día los cambios: hoy les sale sol y mañana una granizada les estropea la cosecha, o se les mueren los animales por cambios inesperados de temperatura, y eso es mucho dinero perdido”. El encuentro entre Cristina Garmendia y los cuatro jóvenes ayudará a Cotec a conocer de primera mano cómo piensa la generación teóricamente más comprometida con el futuro del Planeta; el objetivo último es abrir vasos comunicantes para pasar a la acción. La conversación se celebra en un sitio neutral, el Real Jardín Botánico de Madrid, el día que se cumplen cuarenta años del 23-F —para los cuatro activistas, apenas una referencia lejana en la historia—. La primavera está cerca, pero aún son evidentes en el jardín los rastros del temporal Filomena y de la mayor nevada que ha caído en Madrid en el último siglo. Siguiendo las enseñanzas de Aristóteles, la primera propuesta al grupo es pensar dando un paseo, porque, como también dejó dicho Nietzsche, las mejores ideas aparecen paseando. Luego se sientan y conversan. Cada participante tiene sus propias obsesiones climáticas. Koro López de Uralde (24 años) es una de las más pesimistas. Su mayor preocupación es la pérdida de biodiversidad. “La afirmación: ‘El Planeta tierra se muere’ es real. Ya no hay la vida que había antes. Hay un dato brutal: en los últimos 40 años han desaparecido, solo en Europa, y atención a los ceros, cuatrocientos millones de pájaros. Y eso se puede extrapolar al resto de la biodiversidad en el Planeta. La contaminación mata tres veces más humanos que el sida”. “En los últimos 40 años han desaparecido, solo en Europa, y atención a los ceros, cuatrocientos millones de pájaros. Y eso se puede extrapolar al resto de la biodiversidad en el Planeta”.
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